Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Leal al tiempo, documental sobre la obra de restauración de La Habana Vieja y la personalidad de su director general, el Dr. Eusebio Leal Spengler, fue presentado este jueves en la sala Charles Chaplin, como parte del programa de la 29. edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, con la presencia de Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento cubano, Carlos Lage Dávila, vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, y Alfredo Guevara, presidente de la cita que llega cada mes de diciembre a la capital cubana.
Ricardo Alarcón expresó su gratitud y reconocimiento a la obra emprendida por el Dr. Eusebio Leal en nombre de todos los cubanos y cubanas. «Bastaría solo el rescate del Diario perdido de Carlos Manuel de Céspedes, con el ensayo luminoso que lo presenta para rendirle gratitud por toda la vida». Exaltó asimismo el valor de investigaciones científicas que han permitido comprender mejor la historia y la cultura cubanas, la sabia conducción de un ejército de artistas y artesanos, quienes han convertido a La Habana Vieja en un escenario de arte y cultura para la patria; el renacer de oficios y destrezas del pasado así como del arte de la oratoria, con su verbo ardiente y sabio. Por último, significó que Leal lega a las nuevas generaciones de cubanos un patrimonio material y espiritual.
Alfredo Guevara consideró que Eusebio no solo es una figura cubana sino un hombre universal, y evocó los años en que trabajaba en la sede de la UNESCO en París, cuando se incluyó a La Habana y a su sistema de fortificaciones entre los tesoros del Patrimonio de la Humanidad, condición que ha sido mantenida por 25 años, gracias a la labor de la Oficina del Historiador.
Eusebio Leal, por su parte, agradeció el documental realizado por Luis Alberto García, Alejandra Ochoa y Juan José Suárez, en el que se ofrecen testimonios de personalidades cubanas como Silvio Rodríguez, José María Vitier, Roberto Fabelo, Eduardo Roca (Choco), Alicia Alonso, Amaury Pérez, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, entre otros, y que magnifica a la restauración, «obra de la Revolución y de Cuba».
«Cuando el trabajo se torna creación, es una obra de arte», sentenció Leal durante una de sus intervenciones en el material fílmico de casi una hora, en el que se aprecia el trabajo de 40 años al frente de la labor de rescate de La Habana Vieja, desde los días cruciales de diciembre de 1967, cuando inició el proyecto de Museo de la Ciudad en el Palacio de los Capitanes Generales; la iniciativa del Museo en el campo; las visitas de dignatarios a La Habana, y aspectos de su vida personal como la relación con su madre Silvia Spengler, vínculo vital, afectivo y de gran fuerza moral.
En su andar cotidiano por las calles del Centro Histórico se ve a Leal en el batallar diario por preservar la obra, convencer y educar allí donde las condiciones de vida son más difíciles, en busca de la solución mejor para las personas y la ciudad derruida y superpoblada. Así aparece en el Convento de las Teresas, declarado Patrimonio en Peligro; en el único edificio por restaurar en la Plaza Vieja, de donde ya han salido hasta hoy, la mayoría de las familias para vivir habitar viviendas confortables en el reparto Alamar, al este de la ciudad…
«Le sobran las defensas ahí está su trabajo», dijo Silvio Rodríguez, para quien es un honor pertenecer a la generación del Historiador de la Ciudad, un hombre que «piensa, habla y actúa de la misma manera», considerado un benefactor por la comunidad de La Habana Vieja y como un «cubano de entraña, muy querido, respetado y admirado por todo su pueblo».
Como hombre de gran visión hacia el futuro y de profunda sensibilidad se ha considerado al destacado intelectual, que en la cinta confirma ese secreto de ver lo invisible, lo que todos no ven. Confiesa que hace poco tiempo, cuando asumió la responsabilidad de restaurar el Teatro Martí, subió al escenario en ruinas y lo imaginó radiante, con la orquesta; pudo escuchar, incluso, la música y entonces se dijo: «mientras pueda seguir conservando esa ilusión, soy útil».
Por Marjorie Peregrín Avalo
Dirección de Patrimonio Cultural
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