Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Eusebio Leal Spengler recibió, post mortem, la distinción Félix Varela que le concedió la Junta Directiva de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) de la cual sigue ostentando el título de Presidente de Honor.
Leal se vinculó desde sus años escolares a esa institución del pensamiento cubano, “utilizando su biblioteca pública, en la cual aprendió a amar los libros, hasta el final de su vida en que nos aportó ideas e indicaciones claves para el trabajo futuro de la Sociedad”, según explica la Resolución especial de 2021 que leyó en ceremonia privada la Doctora Zoila Benítez de Mendoza, su presidenta.
El Historiador de la Ciudad consideró que la SEAP tenía que trabajar “en los asuntos profundos de la identidad cubana”. Como “digno representante de nuestra Patria, de la Ciudad de La Habana, de nuestra Revolución, de la Sociedad Económica de Amigos del País”, con “el mismo espíritu de sus padres fundadores, trabajó y se empeñó en convertir en acciones concretas, nuestro lema PRO PATRIA”, aseveró la Dra. Benítez.
La Resolución concluye: “Hoy nos toca rendirle tributo y hacer patente nuestra admiración y respeto ante su inmensa obra, así como trasmitir a la nueva generación su ejemplo imperecedero de buen cubano”.
Su hijo, Javier Leal, fue el depositario de la Resolución y medalla acreditativa que en su cara principal muestra la imagen del Presbítero Varela y en el reverso exhibe el escudo de la Sociedad Económica de Amigos del País.
Solía evocar Leal la definición que del Padre Varela hiciera su predecesor y primer Historiador de la Ciudad de La Habana, Emilio Roig de Leuchsenring, quien lo calificó como “el primer intelectual revolucionario de Cuba”, a causa de sus ideas independentistas y antiesclavistas. Y también admiró la devoción del Apóstol José Martí por el Presbítero al cual definió como un “patriota entero” que “dijo sin miedo lo que vio, y vino a morir cerca de Cuba (San Agustín de la Florida, 25 de febrero de 1853, en el largo destierro que sufrió por sus ideas anticolonialistas). Allí se despidió de este mundo y al decir de Martí, lo hizo “tan cerca de Cuba como pudo, sin alocarse ni apresurarse, ni confundir el justo respeto a un pueblo de instituciones libres con la necesidad injustificable de agregarse al pueblo extraño y distinto”.
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