Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
La serie documental Actas del Ayuntamiento de La Habana del periodo colonial (1550-1898), conformada por 273 libros entre originales y trasuntados, son los documentos más antiguos que resguarda el Archivo Histórico de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH). En ella se encuentra testimoniado el devenir de la ciudad durante más de tres siglos, y la relación de la isla de Cuba con los pueblos del Caribe y otras naciones.
Por su valía, la UNESCO la ha inscrito oficialmente en el Registro Regional del Programa Memoria del Mundo y el certifico que lo confirma le fue entregado al Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, en la mañana de este 11 de junio, día en que se conmemora los 81 años de trabajo ininterrumpido de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana en función de preservar y conservar el patrimonio atesorado en la urbe.
Al acto, celebrado en el Palacio del Marqués de Arcos, asistieron Anayancy Rodríguez Camejo, Viceministra del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba; Sra. Katherine Muller Marin, Directora de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO; Oscar León González, presidente de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO; Sr. Guilherme Canela, Secretario ejecutivo del Comité para América Latina y el Caribe del Programa Memoria del Mundo de la Unesco; Dra. Nuria Gregori Torada, presidenta del Comité Nacional del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO; Dra. Grisel Terrón, Directora de Patrimonio Documental de la OHCH; así como otros directivos y trabajadores de las instituciones y organizaciones representadas.
En las palabras de presentación, la Dra. Nuria Gregori evidenció la importancia del programa Memoria del Mundo de la UNESCO, surgido en 1992, para la protección y accesibilidad universal del patrimonio documental y se refirió a los valores históricos que poseen las Actas del Ayuntamiento de La Habana para ser incluido en el mismo.
“Gracias a estos documentos – expuso Gregori – se puede sopesar el papel desempañado por La Habana en la conformación de las relaciones comerciales, económicas y culturales que se establecieron entre los países de América del Norte, del Sur, Central y del Caribe; evaluar las consecuencias que tuvo para La Habana su designación como primer puerto escala del comercio de Indias, un hecho que la consagró como punto de comunicación por excelencia entre América y Europa, sin excluir a África, a través de las Islas Canarias. Esta pluralidad temática, unida a su completamiento casi ininterrumpido por el extenso periodo de cuatro siglos, hacen de esta serie documental una fuente única e irremplazable para la realización de estudios multidisciplinarios sobre Cuba, América y el mundo. La doble condición de La Habana como capital insular y baluarte estratégico de los intereses hispanos en América, la llevarían a figurar en el epicentro de los grandes procesos históricos que se desarrollaban a nivel nacional, regional e internacional”.
Minutos antes de que la Sra. Katherine Muller Marin entregara el certificado de inscripción oficial de estos documentos en el registro Regional del Programa Memoria del Mundo, el Historiador de la Ciudad compartió anécdotas y hechos que han conformado la historia más reciente de esta serie documental que, como la ciudad que testimonia, en esta centuria cumplirá sus 500 años.
“Cuando se publicaron los primeros tomos de las Actas trasuntadas por mi predecesor de feliz memoria, el Doctor Emilio Roig, maestro mío – recordó Leal – resultó que recorrían estas un largo periodo de incertidumbre. Habían sido guardadas en las húmedas bóvedas del Castillo de la Fuerza en el periodo en que el Ayuntamiento de La Habana, en la década de los años 20 del siglo pasado, no entendió quizás la trascendencia e importancia de aquellos papeles, codiciados – eso sí – por los grandes investigadores e historiadores que sabían, como nosotros, que no se puede escribir la historia de Cuba, ni tampoco la de las Antillas y en gran medida la del continente americano, sin esta colección crucial. En ellas, con un lenguaje que pasado un tiempo llega a nuestros oídos con el acento de los distintos escribanos y notarios, nos llega la noticia de la guerra y la paz en Europa, del acecho de la ciudad por los corsarios y piratas de distintas banderas, de la llegada afortunada de un médico o del refugio obtenido por la flota o por una nave en fuga que llega finalmente a trasponer el puerto de La Habana, luego de surcar el laberinto que en las actas y en las masas, aparece representado con la llave que se mueve entre los tres castillos que la defendieron originalmente. Las actas salvadas desde 1550 nos deja sin embargo una incógnita, la de que siendo nosotros como sociedad hispanoamericana, heredera de una tradición notarial y documental tan importante, se hayan escapado de nuestras manos los primeros años que van desde el Cabildo que se establece en el campamento fortuito en un punto de la costa sur, hasta el acta que debió hacerse sin lugar a dudas, cuando una vez asentado en la costa norte se tomara noticia fiel de los acontecimientos”, aseguró Leal.
Igualmente, el Doctor Eusebio Leal reconoció el papel que han desempeñado estos documentos para conocer detalles históricos no solo de la época colonial en la capital cubana sino también de su vinculación con otras naciones:
“Acatamos la importancia de este acto; es realmente trascendental – aseguró –. Haberse salvado las Actas por la determinación del Historiador (Emilio Roig); haber ordenado construir unos archivos que conservamos, que son como jaulas, donde no podrían ser en forma alguna purgados ni robados, nos ha permitido encontrar entre los documentos los escudos de La Habana en sus primeras versiones; nos permite hallar las cédulas más importantes y mandatos de los reyes, ya hacia el cabildo reconociéndole escudo y derechos, ya hacia la ciudad marcando su jurisdicción con relación a la gobernación general de la isla de Cuba. Es importante sorprenderse cuando llegan, por ejemplo, los patricios de Buenos Aires, trayendo la noticia de la gloriosa defensa de la ciudad en 1808 ante el bombardeo británico; y otros documentos realmente sorprendentes e importantes como aquellos, que en fascículo independiente, fueron restaurados en la Biblioteca británica y que contienen en el periodo de la dominación británica a la ciudad de La Habana, y que incluye la capitulación de la ciudad en 1762”.
Al cierre de su intervención, el Doctor Leal hizo énfasis en la necesidad de aunar esfuerzos para preservar a las presentes y futuras generaciones el patrimonio que les pertenece. Agradeció a la UNESCO por su labor en la identificación de los pueblos y naciones, y por compartir “el sueño de un mundo mejor”, e hizo un llamado a “defender rabiosamente la institucionalidad; a defender, desde una posición culta, cuanto debimos avanzar para llegar a este punto – que no ha sido cosa fácil –. Hay que acumular prestigio; hay que acumular obras, voluntades; hay que vencer dificultades azarosas”.
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