Caminar tras los pasos de Leal

Por: Maria Karla Villar Mora

“Cuarenta y tres años de mi vida he pasado entre estas piedras. Tienen un alto sentido para mí, y estos pasillos, estos corredores, los conozco a la perfección y puedo ingresar en este palacio ciego”; así expresó Leal en el año 2002 en un capítulo del espacio televisivo Andar La Habana dedicado al otrora Palacio de los Capitanes Generales.

Fueron más, fueron muchos más, 61 años lo vinculan a ese antiguo inmueble. Su historia y la de la rehabilitación de La Habana se puede afirmar que comenzó ahí, en lo que hoy es el Museo de la Ciudad. Por tal motivo, este 31 de julio, a la entrada del histórico edificio donde se forjó nuestro Eusebio Leal Spengler como Historiador de la Ciudad, se dieron cita familiares, representantes del Estado y el Gobierno cubano, intelectuales, amigos y trabajadores en general de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) para rendirle tributo a un año de su fallecimiento.

Foto: Néstor Martí

Honrar a quien siempre prefirió celebrar la vida y no la muerte, no podía hacérsele mejor homenaje que uno sencillo pero sentido, recorriendo en silencio las calles de su Habana, convertida de utopía a realidad para muchos.

“Ha sido algo muy sencillo como a él le hubiera gustado, o como él hubiera permitido”, declaró en exclusiva para Habana Radio, Perla Rosales, Directora Adjunta de la OHCH. “Todos sabemos que la muerte nunca le gustó celebrarla, siempre nos indujo a celebrar la vida, los nacimientos, los cumpleaños; pero no podíamos dejar de hacer una pausa y más que todo por su vida no por la muerte. Escogimos caminar por este kilómetro de oro que él tanto amó, que él tanto quiso y que tanto recorrió todos los días, para hacerle honor. Hoy queríamos que las fuentes todas estuvieran echando agua como siempre, los jardines floridos, sus adoquines restaurados; y era para nosotros muy importante caminar sobre sus pasos. Llegar hasta aquí para decirle que seguimos todos los días haciendo lo que él nos indicó y nos enseñó. No hemos parado un solo día. Ha sido un año difícil, pero un año donde hemos tratado de hacer cada día algo distinto – el día que no lo logramos nos vamos triste para la casa –, para saber que la Oficina está viva, que Leal está vivo y que hay muchas cosas que hacer todavía. Esto es una pausa para decirle: aquí estamos Leal, aquí estamos y seguiremos”.

Foto: Néstor Martí

La Calle de Madera, la de Obispo, la de Mercaderes, la de Oficios y la Plaza San Francisco de Asís sintieron los pasos de sus continuadores unidos en un mayor empeño laboral y personal, porque si arduo fue trabajar a su lado, guiados por la sapiencia del Doctor Leal en construir esa ciudad que todos anhelábamos y necesitábamos, más lo es ahora que ya no está físicamente.

Foto: Néstor Martí

“Tenía que empezar en Capitanes Generales – refirió Michael Hernández, Director de Patrimonio de la OHCH al referirse al peregrinaje realizado esta mañana – porque Eusebio en vida ya era un símbolo, ahora después de su desaparición física, sigue siendo un símbolo multiplicado. También tenía que ser en este palacio porque es el lugar donde él empezó, donde él nació de nuevo, donde se puede decir que él hizo su revolución dentro de la Revolución para bien de todos. Creo que es el mejor inicio de esta jornada de homenajes para empezar por los orígenes, empezar por el principio, que es toda la trayectoria de Eusebio en todas partes, porque Eusebio está en todos los museos, está en todos los edificios, pero también está en el corazón de todos los trabajadores de la OHCH. Es muy emocionante ver cuánto está ayudado a los jóvenes, cuánto está ayudando a entender la obra y que las personas lo lean y lo estudien cada vez más. Por eso hay mucha emoción, es lo único que se puede comparar con la tristeza de no tenerlo, la emoción de que sigue siendo útil y provechoso nuestro Eusebio Leal”.

Foto: Néstor Martí

Al ingresar en el jardín Madre Teresa de Calcuta del otrora Convento San Francisco de Asís, las honras fúnebres fueron acompañadas por la música que tanto disfrutaba, en manos del cuarteto de cuerdas Alma, el cual tocó las emblemáticas piezas La Bayamesa y La bella cubana.

Entre el público estaba presente el periodista e intelectual cubano Pedro de la Hoz, quien también se refirió al legado de Leal en un diálogo con Habana Radio. “Eusebio es un fundador, siempre lo será. Es como el yunque, como la semilla cuyo ejemplo no solamente se reparte en la palabra, sino también en la acción. Pocas personas han reunido en Cuba la cualidad doble de decir y hacer, hacer y decir de una manera coherente, lúcida y siempre comprometido con lo mejor de la patria, con lo mejor de la ciudad, con lo mejor de los seres humanos. Yo creo que eso es lo que nos reconforta en un día como hoy, saber que Eusebio no está, pero sí va a seguir estando, y está aquí con nosotros indiscutiblemente, en todo lo bueno que hagamos y en todo lo bueno que él nos va a inspirar para seguir haciendo”.

Como fieles exponentes y continuadores de su obra depositaron flores los trabajadores de diferentes instituciones y ámbitos que conforman el proceso de rehabilitación integral del Centro Histórico habanero que emprende la OHCH. Entre ellos, dos profesionales de la ciencia y el arte, que durante más de dos décadas se desempeñaron guiados por el eterno Historiador de la Ciudad.

El arquitecto Orlando Inclán expresó: “Hablar de Leal es muy difícil. Es muy complicado porque habría que resumir muchísimas cosas en muy breve tiempo, pero lo más importante creo que es ese tesón y ese amor por la ciudad, ese amor por La Habana, ese esfuerzo inmenso para dedicarle realmente toda su vida a la obra de restauración que muchas veces se puede pensar que es solamente restaurar edificios y es también restaurar una nación, es restaurar un espíritu, es restaurar esas ganas y esa vocación por hacer. A Leal le debo 20 años en la Oficina al lado de él, y parte de esa formación como arquitecto realmente fue a su lado y con la obra de la Oficina. Yo creo que si algo debemos perpetuar en la memoria de Leal es nuestro compromiso porque la historia, porque la ciudad, no se pierdan”.

Por otra parte, el fotógrafo Néstor Martí, quien durante más de 24 años ha documentado con su lente las obras sociales y reconstructivas, actividades culturales y demás iniciativas lideradas por el Doctor Eusebio Leal aseveró: “Aunque uno sabe que la vida es un regalo efímero hay personas que cuando se van dejan un vacío que no se puede llenar ni con todo el amor del mundo. Y a veces la mejor manera de recordarlo es haciendo lo que cada uno pueda, aquellas  cosas de las cuales él se ocupó y se interesó. Son las personas las que hacen la historia, y son a veces personas como Leal en las que se resumen muchas cualidades y acciones que si se piensa en retrospectiva, si no lo hubiera hecho él no lo hubiera hecho nadie, se hubiera perdido La Habana vieja, se hubiera perdido parte del amor a Cuba sobre todo, se hubiera perdido esa esencia de lo cubano”.

Así se dio inicio a una jornada de recordaciones dedicadas a Leal que se extenderán hasta el próximo 23 de agosto, día del natalicio de su predecesor, el Doctor Emilio Roig de Leuchsenring, aseguró Perla Rosales.

“Tenemos un programa lindísimo y apretado para todo agosto que lamentablemente no va a poder ser con mucho público, va a ser muy reducido solo 20 o 25 participantes, sobre todo los jóvenes que queremos que estén. El martes estaremos inaugurando el restaurante comunitario del barrio de San Isidro; el 13 de agosto estaremos inaugurando la primera sala expositiva de la Casa Eusebio Leal, su último despacho, donde lo veremos junto a Fidel; y el día 23 de agosto estaremos recorriendo la escuela politécnica de La Habana Vieja, una escuela con el nombre de Carlos Rafael Rodríguez, que a él le hubiera gustado muchísimo, una escuela grandiosa y estará también dedicada a Leal. Es decir, no vamos a parar, esto es un saludo a Leal para decirle aquí estamos todos tus trabajadores, tu pueblo, tus jóvenes y seguimos adelante”.

De esta manera se rinde tributo a quien amó a La Habana como nadie y creó un sistema de gestión para restaurarla y conservarla para las generaciones presentes y futuras, y también para quien inspira cada día a soñar y sobre todo, alcanzar esas utopías que se convierten en obras con todos y para el bien de todos.

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