Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Por: Yoel Lugones Vázquez
Como una obra que une lo histórico a la ficción y que trata de hallar elementos de la cultura de la ciudad de Santiago y del mundo que solo conocen hoy las familias raigales y antiguas de aquella urbe, y los que han heredado y conservado la bella tradición del Oriente cubano. De esta manera calificó el Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, la novela “Del alba y del ocaso”, de la escritora Nancy J. Ferrándiz Yero.
La presentación de este volumen – realizada en la Casa Pedroso en la tarde del jueves 18 de julio y a la cual asistieron Homero Acosta Álvarez, Secretario del Consejo de Estado, y Miguel Barnet, Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba –, editado por la propia Oficina del Historiador, constituye otro escalón en el rescate de la memoria histórica de nuestra nación, y a su vez de aquellos elementos patrimoniales que nos distinguen y singularizan como cubanos. Asimismo, es una evocación a una ciudad sustancial en el devenir y forja de nuestra nacionalidad.
Como bien expresara el Doctor Leal, “Santiago preside, a mi juicio, como una superior entre iguales porque ha sido el escenario de la Historia. Su cementerio es, quizás, la línea conductora para el conocimiento de lo más arduo del esfuerzo del pueblo cubano por alcanzar su emancipación. La Bahía de Santiago fue el escenario de la batalla cruenta en que apareció en la historia mundial la potencia norteamericana debutando sobre el rendido león hispano. Es también el escenario de las luchas de la insurgencia patriótica. Fue el ideal de Antonio Guiteras, que fue el primero que acarició la idea de asaltar un cuartel en Oriente, el de San Luis, y después armado partir a la lucha en los montes de la Sierra Maestra. Y precisamente ese hilo conductor nos lleva a la generación revolucionaria, a los hombres del Moncada y al pueblo de Santiago, sin cuya hospitalidad, puertas abiertas, solidaridad, no habría podido contarse esta historia”.
Lugares y personalidades de la más heroica de las ciudades cubanas fueron evocadas por el Historiador, quien resumió en estas frases todo el amor y orgullo que sentimos los nacidos en esta Isla por esa villa: “Santiago es para todos los cubanos el termómetro moral de la nación. Se quiere a Santiago, y cuando se le conoce no se olvida”.
“El libro de Nancy nos reconcilia con el hilo conductor. Es como un hilo que nos lleva en la familia que ha situado para construir una trama de ficción dentro de lo histórico, no apegada en lo absoluto a lo exacto en el tiempo, sino a algo mucho más importante a veces que el documento, que el papel o la palabra escrita, que es la memoria de la gente, la cual en ocasiones torna fantásticos los hechos, empata épocas, reúne acontecimientos y es capaz de fabricar, como lo ha hecho ella, una bella novela”, apuntó Leal.
Según sus palabras, “Del alba y del ocaso” revela la elevada cultura de la autora, el dominio y el conocimiento que se traspone en el libro de su menester como traductora e intérprete de idiomas, su educación y su erudición alcanzadas en importantes y grandes lecturas: “Es, al mismo tiempo, la peregrina que regresa, a través de las páginas de este texto, al universo del Oriente, al de Santiago y al santuario de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba”.
“Nadie que haya vivido en Santiago, y mucho más si esta ciudad prodigiosa le sirvió de cuna y guía en sus primeros pasos, puede olvidarla. No importa cuán lejos se encuentre o el tiempo transcurrido desde que la abandonara. Se siente un consuelo íntimo, profundo, al contemplar en fotografías o películas sus calles, sus parques, su catedral, su bahía; todo en suma lo que un día constituyó un entorno de maravillas en cuya evocación nostálgica el ánimo se resiste al olvido”, expresó Nancy Ferrándiz durante la presentación.
Ambientada en las primeras décadas del siglo XIX y principios del XX, “Del alba y del ocaso” narra la saga generacional de dos familias santiagueras que viven los cambios resultantes de las luchas de emancipación nacional.
Como confesara la autora, “algunos pueblos más que otros parecen marcados por un sino adverso. Tal es el caso de Santiago de Cuba. Ninguna desventura le fue perdonada: terremotos, asedios de corsarios y piratas, sequías y temporales, epidemias, hambrunas y guerras. Ese cúmulo de adversidades forjó el carácter del santiaguero, haciéndolo resistente al infortunio y dispuesto al sacrificio cuando la ocasión lo demanda”.
Todas estas razones y también la posibilidad de tener a mano las crónicas de Santiago que escribiera Don Emilio Bacardí Moreau, las cuales le ofrecieron un conocimiento detallado y prolijo, le sugirieron a Nancy Ferrándiz escribir esta obra, que se erige a la vez como “testimonio humilde de gratitud y cariño a la que fuera mi ciudad natal, recordada siempre con el amor y la nostalgia de los tiempos felices”.
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