El bibliotecario de la Oficina del Historiador de la Ciudad

junio 9, 2017

Por: Thays Roque Arce / Fotos: Alexis Rodríguez

tarja alfredo zayas 3 (Medium)

Desde este viernes 9 de junio la Biblioteca Histórica “Francisco González del Valle” de la Oficina del Historiador de la Ciudad rinde tributo a la memoria de Alfredo Zayas Méndez. Gracias a su consagración y honestidad logró preservarse el legado de la institución fundada por Emilio Roig de Leuchsenring en 1938.

Allí, en el único centro donde trabajó hasta que se jubiló en 1994, fue recordado esta mañana con la develación de una tarja que le inmortaliza, con motivo del 79 aniversario de la Biblioteca y Archivo históricos.

tarja alfredo zayas 1 (Medium)

Así caracterizó el Doctor Eusebio Leal al insigne bibliotecario: “Fue un gran amigo, un gran hombre que supo llevar con mucha dignidad su trabajo y su propia vida. Hijo natural del Presidente Zayas, solamente le fue permitido abogar ante la viuda del Presidente, Doña María Jaens, para llevarlo a ver el rostro de su padre, del cual era idéntico. Esa fue la sociedad en que le tocó nacer. Zayas fue un cubano ilustre, un hombre que no necesitaba ser llamado el Doctor, el Licenciado ni ningún título precedente. Era un buen cubano, una buena persona y, sobre todo, un hombre muy inteligente, agudo y una tumba. Nada que se hablara con Zayas trascendía. Era muy simpático además, y por tanto el homenaje queda tributado”.

Nacido el 16 de julio de 1915, la madre lo nombró Alfredo Zayas por el cuarto presidente de Cuba, entre 1921 y 1925.Vivía en la calle Perseverancia entre Lagunas y San Lázaro, cuando conoció al “doctor Roig”, quien a la sazón visitaba a una vecina del lugar. Entonces, Zayas era estudiante de bachillerato y hacía labores de menor cuantía en el Ayuntamiento de La Habana.

En una ocasión, la periodista María Grant, Editora Ejecutiva por más de 20 años de la revista Opus Habana y la única persona que logró entrevistar a Alfredo Zayas Méndez, le consideró “testigo de los empeños de Emilio Roig de Leuchsenring por salvar documentos de valor intangible que conformarían las colecciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad”.

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En el extremo derecho de esta foto, sosteniendo un fajo de Actas Capitulares, Alfredo Zayas participa en los festejos por un aniversario más de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana. Foto tomada de “Opus Habana”

 

Cuando en 1955 se editó las memorias de los veinte primeros años de trabajo de la Oficina, entre los créditos del Proemio – escrito por Roig – aparece el nombre de Alfredo Zayas, como el responsable de la transcripción mecanográfica de los originales utilizados.

“Fui testigo de los empeños de Roig para salvar las Actas Capitulares cuando el Ayuntamiento fue trasladado y, por desconocimiento de ciertos personeros, las iban a botar junto con algunas Cédulas Reales”, contó en una entrevista a María Grant algunos años antes de morir.

En 1938 se inauguró la Biblioteca Histórica Cubana y Americana, para la cual el mismo Roig pondría a disposición sus libros personales, gesto secundado por 18 miembros de la asociación Amigos de la Biblioteca Nacional.

El local de la biblioteca estaba ubicado en la planta baja del Palacio de los Capitanes Generales, entonces Palacio Municipal y actualmente Museo de la Ciudad. En 1947, la Oficina del Historiador se muda para el Palacio de Lombillo, en la Plaza de la Catedral, y hacia allá se marchan todas sus entidades anexas: el Archivo Histórico Municipal, la sección de Publicaciones, el Museo Municipal de la Ciudad de La Habana, y la Biblioteca Histórica Cubana y Americana; con ella fue Zayas.

La Biblioteca creció mucho gracias a las donaciones y compras de libros. Se coleccionaban también algunos periódicos y revistas como Carteles, Social, El Fígaro… En 1944, la nombraron Francisco González del Valle, en honor a este historiador, el primero desaparecido físicamente de entre los miembros del grupo inicial que donó sus libros personales.

Leal relató a los presentes, esta mañana en el 2do piso del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, los inicios de la octogenaria institución que acompañó las acciones de la Oficina del Historiador por salvaguardar la memoria de la nación y sus hombres. Comentó, con especial énfasis en los más jóvenes bibliotecarios, que lo más importante en estos momentos es salvar la memoria, y que las nuevas tecnologías son una importante herramienta en esta tarea.

tarja alfredo zayas 2 (Medium)

“Lo primero que hay que tener es la memoria. Traten de encontrar su propia memoria para que sepan de dónde venimos. Venimos de una institución, la Oficina del Historiador, que cumplirá 80 años el próximo 2018, y fue precedida de otras fundaciones del Doctor Roig (…) Francisco González del Valle es el nombre de nuestra biblioteca, la de la Oficina del Historiador, cada vez más moderna, con más información incluso digitalizada, todo para preservar la memoria histórica, individual y colectiva. Esto es asunto de todos porque lo que está en juego es nuestra memoria, que significa nuestro trabajo, nuestra libertad”, finalizó Leal.

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Historiador de la Ciudad de La Habana 2011
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