Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Texto y Fotos: Thays Roque Arce
“Acrópolis a la cual se asciende en busca de la sabiduría”, así caracterizó el Doctor Eusebio Leal Spengler a la Universidad de La Habana, “depositaria de todos los talentos, la institución permanente de la cultura”. Fue la presentación del volumen Doctores Honoris Causa de la Universidad de La Habana 1926-2016 el contexto propicio para elogiar a la Casa de Altos Estudios, que ha dado a Cuba a notables hombres y mujeres de letras y ciencias en sus 290 años de fundada; pero que también ha sabido reconocer y resaltar lo más encumbrado del conocimiento, la cultura y la política a nivel internacional y nacional con la concesión de este título.
Este jueves se presentó en el Anfiteatro Varona de la colina universitaria una reedición del libro original publicado en 1996 por Arnaldo Rivero Verdecia y que esta vez, en dos hermosos volúmenes, reconstruye una de las más importantes facetas de la historia académica y de las funciones culturales, científicas, políticas y sociales de la institución cubana.
El texto, producido por la editorial UH, sistematiza e ilustra noventa años de grados honoríficos otorgados a 146 personalidades cubanas y extranjeras de diferentes ramas del conocimiento y de la lucha político-social. La presencia del Historiador de la Ciudad de La Habana no fue fortuita pues el 2016 marca el cierre de la compilación, año en el que le fue concedido el título Honoris Causa.
La obra es una joya del patrimonio universitario, pues rescata y muestra documentos, piezas de oratoria de alto nivel informativo, conceptual, estético, así como fotografías de inmenso valor; un excelente regalo en el aniversario de la Casa de Altos Estudios.
La presentación del texto estuvo a cargo del Presidente de la Academia Cubana de la Lengua el Doctor Rogelio Rodríguez Coronel, además de estar presentes el Rector de la UH, el Doctor Gustavo Cobreiro Suárez; Arnaldo Rivero Verdecia, autor de la compilación, y José Antonio Baujín, editor del volumen y director de la editorial responsable.
Como prólogo al primer tomo, el Rector de la UH recordó que se cumplen 90 años del primer acto de entrega de un título de Honoris Causa por dicha universidad, que en 1926 recayó en el “azno con garras” Gerardo Machado, presidente entonces de la República. “La labor investigativa, de búsqueda, completamiento de datos y procesamiento de información ha sido muy ardua, soportada por la convicción de la valía de la obra y el amor profundo a la Universidad de La Habana y a Cuba”, señaló.
El ensayo “Modernización académica, batalla política y cultural” de la Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas Ana Cairo Ballester, a modo de prefacio, alerta al lector que está ante una monografía exhaustiva, imprescindible para el conocimiento de la historia de la UH, de la educación superior, de los vínculos culturales, de la política y de las relaciones exteriores cubanas.
De cuatro partes se ha valido el profesor Rivero para conformar este texto indispensable: en la primera se explica el desarrollo de los títulos honoríficos y se ofrecen informaciones importantes sobre las personalidades que los han recibido; en la segunda, “Grados honorarios y lucha estudiantil”, se agrupan documentos referidos a los intentos fallidos de otorgar el título a figuras indignas de él y sobre la lucha del estudiantado en clara oposición; la tercera parte se titula “Tributo a Julio Antonio Mella”, y en ella se presenta un selección facsimilar del expediente del estudiante de Derecho que revolucionó la Casa de Altos Estudios y la comprometió con su tiempo. “Profesores y Doctores Honoris Causa en la Universidad de La Habana” es la cuarta parte del volumen, y la más extensa, donde se incluyen las personalidades reconocidas y, además, los discursos de elogio, de agradecimiento y materiales documentales de los actos. El autor reconoce, en una nota introductoria al volumen uno, que al cuerpo principal de información del libro se le añadieron documentos, los cuales argumentan el otorgamiento del título, datos biográficos, trabajos periodísticos y testimonios que enriquecen la obra en su conjunto. “Por ejemplo, sobre el descubridor de la penicilina, Alexander Fleming, una síntesis de sus conferencias en la Universidad de La Habana, en 1953”.
El investigador cubano también resume que el problema de la discriminación de la mujer está latente en los Honoris Causa. “Solo fueron hombres los congratulados en la primera mitad del siglo XX. Es a partir de la epopeya cubana de 1959 que ocho féminas han sido honradas con el galardón”.
En la presentación de la extensa relación de figuras que prestigian a la Universidad se encuentran algunos Premios Nobel, como el propio Fleming; Bernando Alberto Houssay, médico argentino; el físico Zhores I. Alfiorov, Nobel de Física en 2000, sin embargo reconocido como Honoris Causa de la UH en 1987, entre otros.
Tantos hombres y mujeres prestigian a la Casa de Altos Estudios, como Mario Benedetti, Rita Longa, Paulo Freire, Juan Escalona Reguera, Ángela Davis, Eduardo Galeano, Armando Hart Dávalos, Dulce María Loynaz, Frei Betto, Armand Mattelart, entre otros.
No se puede hablar de la Universidad de La Habana obviando la agitada vida estudiantil que siempre la ha caracterizado, o dejar de mencionar al “Discóbolo de la juventud cubana” como llamó una vez Pablo Neruda a Julio Antonio Mella. “Con su ambición de saber, con su notable valentía política, su desafiante actitud ante todos los esquemas. Con su voluntad internacionalista y su visión de Cuba a la cual buscó vehemente en el pensamiento de Martí no publicado en ese momento, sino en el testimonio de aquellos que le conocieron como el notable académico y médico Doctor Eusebio Hernández o con el propio Carlos Baliño y otros libertadores que vivían todavía”, expresó el Historiador de La Habana.
La publicación de Doctores Honoris Causa de la Universidad de La Habana 1926-2016 es un regalo a la Casa de Altos estudios, a los dedicados profesores, investigadores y directivos comprometidos con la memoria universitaria, y es también una celebración al medio siglo de fundada de la Villa de San Cristóbal de La Habana.
“Ha convenido que el libro no se haya publicado antes sino que sea ahora, cuando faltan unos pocos meses para que La Habana arribe a 500 años, de los cuales 290 le corresponden a la historia de la Universidad, más de 200 a la Sociedad Económica y otro tanto a la escuela de artes de San Alejandro y a un conjunto de instituciones que han formado la historia”, recordó el Director de la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de Ciudades Patrimoniales de Cuba.
“Me ofende cuando alguien dice que esta ciudad no da maestros, no da esto o aquello. ¡Qué falta de memoria, qué Alzheimer político! Cómo pensar que esta ciudad no ha aportado de la manera más tremenda. (…) La ciudad no puede presentarse ante el 500 aniversario en una situación de endeblez moral ni ético, ni artístico ni arquitectónico. Hemos presenciado entre varios precios pagados, su deterioro, a veces su abandono, la incuria, las soluciones burocráticas siempre pedestres y tardías. Consultar, transmitir a todos la emoción y el sentimiento es nuestra tarea. Y esa es la que nos reúne aquí hoy cuando se hace el elogio de la memoria que usted ha hecho. Aquí están metidas todas las circunstancias que hemos atravesado en este período de 90 años. (…) a esta casa solo se puede ascender por el árido camino de la búsqueda de la sabiduría, y solo se puede ascender por esa escalinata que es puerta principal de un paraninfo inmortal por el cual bajaron los estudiantes con Mella, con José Antonio, con los que tuvieron el valor. Todos eran hombres inteligentes, de grandes valores. Tenemos que recuperar memorias honorables que no pueden ser borradas porque no todo el pasado fue de sombras y de equívoco”, sentenció el Historiador de la Ciudad de La Habana.
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