Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
El próximo 28 de enero se cumplirá el aniversario 165 del natalicio del Apóstol de la independencia, fecha en la cual será inaugurada oficialmente su única estatua ecuestre en Cuba, réplica de la original enclavada en el Parque Central de Nueva York y obra de la artista estadounidense Anna Hyatt Huntintong.
Por esa razón, la Mesa Redonda de este miércoles De Nueva York a La Habana: el nuevo monumento a Martí, tuvo como invitado al Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, para conocer más detalles sobre la estatua que desde el pasado octubre custodia las calles de la ciudad natal del Héroe, en el parque 13 de marzo, Avenida de las Misiones de La Habana Vieja.
Cuenta Eusebio Leal que Anna Hyatt y su esposo Archer Milton Huntintong habían auspiciado una de las colecciones de arte más importante de los Estados Unidos. También habían donado a Cuba en 1956 el conjunto escultórico conocido como El relevo, que se encuentra en las confluencias de Ayestarán y 20 de mayo.
A los 82 años, Anna Hyatt acepta el reto de esculpir esta obra monumental y única. Algunos investigadores sustentan la hipótesis de que Hyatt se inspiró en un cuadro de Esteban Valderrama que reproduce la caída en combate de Martí en Dos Ríos. No obstante, Eusebio destacó que el lienzo en cuestión no existe en la actualidad.
Hace 22 años que Leal Spengler vio por primera vez la estatua en Nueva York, y desde entonces comenzó una intensa labor para replicar la estatua en nuestro país.
Durante ese viaje conoció que en octubre de 1959, la escultura estuvo a punto de inaugurarse en territorio norteño, pero el estado de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no lo permitió.
Agregó que hasta 1965 y después de varias luchas entre emigrados patriotas residentes en ese país y los que trataban de apoderarse de ella de manera ilícita, se logra colocar en el Parque Central de Nueva York.
Después, Hyatt recibe la medalla de dicha ciudad y a partir de ahí, el empeño de la colocación corre por su parte en aras de situarla en el mejor lugar posible, entre Bolívar y San Martín, el Libertador y el Protector de los pueblos libres.
Desde entonces, Eusebio contempló la posibilidad de traerla a Cuba. Luego, comenzaron las gestiones con amigos e instituciones, como la Biblioteca Pública de Nueva York, hasta indagar en los fondos de la Universidad de Minnesota donde está el expediente con el legado de Hyatt.
Resaltó que tuvo que comprobarse quién sería el heredero de los derechos intelectuales de la obra, pero el matrimonio no tuvo hijos.
Eventualmente aparecieron negativas en el camino pues el gobierno de Estados Unidos tenía que aprobar el procedimiento y no había forma de acceder. Los diferentes alcaldes de Nueva York tampoco colaboraron.
Posteriormente existía el obstáculo económico, “¿cómo podría Cuba financiarlo si no existían relaciones diplomáticas con Estados Unidos?” Por otra parte, la misión de Cuba en la Gran Manzana era una misión sitiada y no podía permitirse una colecta con ese fin, además, “¿con quién y para quién?”
Tampoco estaban las condiciones tecnológicas para poder realizar la reproducción sin tocar la escultura, condición que más tarde impondría la ciudad.
Finalmente las condiciones se hicieron propicias con el restablecimiento de las relaciones entre ambos países y ya podía hacerse un escaneo total de la escultura y hacer una copia absolutamente igual que la original, como si fuera realizado un calco a la cera.
El presidente Raúl Castro autorizó a Eusebio Leal a hablar directamente con el alcalde de la urbe Bill de Blasio que manifestó agrado con la idea. Asimismo se lo planteó al expresidente Barack Obama en su visita a La Habana Vieja y al exsecretario de Estado John Kerry.
Abierto ese camino, hacía falta una parte en Estados Unidos que fuera el rostro en institucional para hacer la colecta. Holly Block, fallecida recientemente, entonces directora del museo del Bronx, se ofreció para la tarea. Aunque muchas instituciones aportaron sumas para eso, no alcanzó puesto que eran necesarios 2 millones de dólares para hacerlo.
Una dama mexicana, que llevaba en el alma al Maestro donó la suma necesaria para completar lo que se requería. También se apeló entonces a la emigración patriótica cubana, “pensando que Cuba tiene, tuvo y tendrá amigos allí, la estancia de Martí 15 años lo prueba”.
“En todo el proceso de la estatua fue muy importante la cooperación de instituciones norteamericanas que apoyaron resueltamente. Google por ejemplo realizó un programa especial con una entrevista que se transmitió y fue vista por millones de personas”, resaltó Eusebio.
Igual que en 1959, cuando la emigración patriótica se opuso a los que no querían la existencia del monumento en el Parque Central, hoy la historia se repite entre los que apoyan y los que se oponen a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
El historiador de la ciudad de La Habana recordó la emoción con que Fidel le dio el título de Henry Reeve al contingente de médicos internacionalistas, en honor al general norteamericano que luchó en las guerras de independencia porque “siempre hay que separar el necesario sentimiento antimperialista de todo cubano y la relación entre los gobiernos de la relación entre ambos pueblos.
En el acto de inauguración estarán presentes muchos norteamericanos y entre ellos algunos descendientes de Carmen Miyares. “Contribuyeron los norteamericanos que podemos llamar amigos, que emularon la generosidad de Anna porque ella no tenía necesidad ninguna de recibir nada a esa altura de su vida, más que el homenaje de un pueblo que conocía solo por referencias y al cuál admiraba”, destacó Eusebio.
Este monumento refleja al Maestro con gran singularidad en el acto sublime de morir, fiel contraste con el Martí orador y pensador, que se acostumbra a plasmar en las diferentes manifestaciones artísticas.
Pero como demuestran sus pensamientos, reflejados en la Fragua Martiana y en la Plaza de la Revolución, el Apóstol creía en la utilidad de morir por una causa, de modo que la estatua acertadamente muestre a Martí con una gran serenidad y una gran confianza en el destino de su pueblo.
Eusebio resaltó que Martí fue el primero en concebir que una Revolución no podía ser conducida sin antes tener una teoría revolucionaria. “Es por eso que crea un Partido político para dirigir una guerra de liberación nacional, con un proceso singularísimo y nuevo, en el cual el dirigente político, aparecía proclamado desde los humildes tabaqueros de Tampa, o los más sencillos trabajadores, hasta los intelectuales, y todos los personajes que creyeron en su liderazgo”.
Gonzalo de Quesada, amigo y albacea de Martí, y quien fuera el consultante principal para ubicar la estatua, señaló la belleza de la obra, que en su inscripción lleva unas palabras claves: “Apóstol de la independencia de Cuba y paladín de la libertad humana”.
Los trabajadores cubanos y particularmente negros a los que impartió clases le comenzaron a llamar apóstol, -el que lleva la palabra o transmite una enseñanza-, “por lo que sería inútil intentar quitarle ese título, como quitarle a Bolívar el del Libertador, o a Juárez el del Benemérito”
“Apóstol no está reñido con la palabra héroe, aunque hay que decir que este país tiene muchos héroes pero un solo apóstol, como dijera Fidel en La historia me absolverá”, comentó Eusebio Leal.
Muchos elementos se combinan en torno al bello monumento, dándole un carácter especial: la contribución patriótica de los emigrados, la cercanía con Gómez y el Camilo de los versos de Bonifacio Byrne, la mirada al mar apuntando hacia el adversario, pero sobre todo, la representación en el Museo de la Revolución de la inmensa obra de los continuadores de la generación de libertadores.
El historiador señaló que gracias a la espera coincidieron el aniversario 165 del natalicio de José Martí y el 150 del grito de independencia en La Demajagua. “La presencia del presidente Raúl Castro en Santa Ifigenia ante Mariana y Céspedes, fue el preludio de este bello homenaje a la historia de la Patria”.
Resalta la cercanía de la Iglesia del Ángel, donde en la misma pila bautismal del Padre Varela, fue bautizado Martí, el poderoso continuador de sus ideas de libertad y emancipación, y quien tuvo la casualidad de nacer el año de su muerte.
Así, luego de la inauguración, el público podrá apreciar el monumento sin cintas de protección. Este momento estará marcado por el izaje de una gran bandera cubana con una estrella que será punto brillante resplandeciente desde cualquier ángulo.
“Cuando uno entre por La Habana va a ver la gran explanada. Para esta ocasión se trabaja en la limpieza del monumento de Gómez, la restauración de todo el pavimento de la rotonda, el cenotafio de los estudiantes de Medicina asesinados en 1871 y las lápidas del Castillo de la Punta, de manera que todo este conjunto contribuya a tener una ciudad de la que nos sintamos orgullosos”.
De los 500 años de La Habana, 165 le corresponden a la vida de José Martí. “Esta ciudad con su cementerio con 70 generales del Ejército Libertador, sus calles donde es imposible no encontrar una lápida, un recuerdo o una memoria, es la ciudad de la milicia gloriosa, de los macheteros, de los alfabetizadores”.
“Hay que luchar para que resplandezca. No tenemos lo que necesitamos para la resurrección de la ciudad pero sí debemos hacer todo lo posible para que logre representar ante el mundo lo que ella significa”, afirmó Eusebio Leal.
El historiador también anunció que el 24 de febrero quedarán terminados los grandes salones del Capitolio Nacional, “una obra admirable arquitectónicamente, pero también de profunda historia”, mientras ya ha sido abierta al público la cripta del mambí desconocido.
En septiembre será inaugurada una escuela donde radicaba el Colegio de Mendive, lugar clave para la formación del joven Martí y de una importancia enorme.
Eusebio también se refirió a otra obra realizada por un gran escultor norteamericano: el monumento a Calixto García. “El mar sentenció a varios edificios y le hizo un daño enorme. Específicamente a esta obra le afectó muy fuerte su base.”
La escultura, fiel alegato a la soberanía, al contar con los documentos cincelados sobre el granito de lo que significó la ocupación norteamericana y la prohibición de la entrada de los mambises a Santiago de Cuba, se ubicará en la segunda rotonda de 5ta avenida tal como fue proyectada y diseñada.
En la culminación del programa televisivo se abordó especialmente el tema de la 27º Feria Internacional del Libro de La Habana, que en esta ocasión está dedicada al Dr. Eusebio Leal Spengler por su gran contribución a las letras cubanas a pesar de su acostumbrada modestia.
“Le agradezco al Ministerio de Cultura y al Instituto Cubano del Libro con profundo sentimiento porque fui gratamente sorprendido con esta noticia. Se publicarán algunas obras que modestamente escribí. No soy un escritor, lo que he dicho en conferencias, discursos, clases, es un análisis de Cuba y su historia”, expresó Eusebio.
A este gran hombre, el libro que más le ha aportado es El diario perdido de Carlos Manuel de Céspedes. “A partir de entonces me he convertido en un cespediano” Y no podía ser menos para este excelente patriota que si volviera a nacer volvería a elegir ser simplemente cubano.
Tomado de Cubadebate
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