Eusebio Leal: “Mi matrimonio real ha sido con Cuba y con La Habana”

mayo 16, 2017

Por: Yoel Lugones Vázquez / Fotos: Magda Resik

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Un verdadero regalo, en la mañana de este 16 de mayo, para los participantes en SAHIC Cuba 2017 – el evento internacional de conferencias sobre inversiones en turismo y hotelería que sesiona durante dos jornadas en el Hotel Cohíba – fue el diálogo protagonizado por el Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, en torno a la historia y el patrimonio de nuestra ciudad y su visión del futuro para Cuba.

El Historiador fue entrevistado por Arturo García Rosa, Presidente y fundador de SAHIC – por sus siglas en inglés: South American Hotel and Tourism Investment Conference –, institución que organiza este congreso reconocido como uno de los más destacados de América Latina, al constituir el principal promotor de negocios relacionados con la industria en la región. Este encuentro contó con la participación de representantes y directivos del Ministerio de Turismo en la Isla.

Precisamente, la distinción SAHIC Cuba 2017 fue entregada al Doctor Leal Spengler, “icono inspirador en la consolidación de la identidad nacional cubana que resulta de vital importancia para la actividad turística”.

Leal comenzó refiriéndose a un tema tan importante como la restauración que, en definitiva, demuestra, con la propia realización de este evento, la importancia que tiene en el desarrollo del turismo como fenómeno no solamente económico – que nunca se ha de soslayar en su trascendencia para el desarrollo de los países –, sino también su importancia cultural: “Ningún proyecto de desarrollo que prescinda de la cultura puede prosperar. Por tanto, en el caso de Cuba y particularmente de La Habana y de su Centro Histórico y de la red de ciudades patrimoniales, lo que nos impresiona es el caudal acumulado de patrimonio de memoria y también de piedras y tradiciones que son, creo yo, uno de los elementos más interesantes para la opción Cuba en el campo del turismo; quiere decir, ese movimiento humano que en todas direcciones escoge no solamente paraísos circunstanciales, arenas preciosas, lugares de la naturaleza que ver y preservar, sino también un diálogo directo con su gente y con su creación, y en este caso con una ciudad bella, como lo es La Habana”.

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Según Leal, todo el que descubre La Habana queda prendado de ella, “no solamente por el conjunto arquitectónico, sino porque La Habana es un estado de ánimo”. Es por eso, por su magia y encanto, que para el próximo 500 aniversario de la otrora Villa de San Cristóbal se realizan obras de mucha importancia, aunque este empeño no se circunscribe a esta provincia sino que alcanza otras ciudades patrimoniales como Cienfuegos, Santiago de Cuba, por solo mencionar dos.

El Historiador tuvo momentos de recordación para uno de esos grandes precursores de la cultura cubana a lo largo de los años, y de quien fue su discípulo, su predecesor Emilio Roig de Leuchsenring, aunque reconoció que hubo otros imprescindibles precursores que lucharon para lograr inscribir el patrimonio nacional de la nación en el índice del patrimonio mundial. “Es muy impresionante – afirmó – que una isla tan pequeña como Cuba tenga tantos sitios del patrimonio mundial, tantos sitios bajo protección”.

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Otro instante evocado fue su aproximación a lo que llamó ese “valle de interesantes ruinas” que era, en tiempos de antaño, la parte antigua de La Habana, pero con la convicción de que “poniendo la mano sobre aquello se transformaría”: “También comprendí que no era posible, en una ciudad habitada, realizar un proyecto de restauración sin hacer al mismo tiempo un proyecto social. De ahí nacieron escuelas de oficio, la creación de infinitos puestos de trabajo. Existían solamente algunos hoteles muy prestigiosos como el Inglaterra, por ejemplo, que eran como llamas vivas de atracción de la ciudad que consideraban pasada. Hoy nos abrimos paso entre una multitud de gente de todas partes del mundo que viene a La Habana, y el 90 % de los que vienen al país quieren llegar a la capital. Y cuando llegan aquí se encuentran que lo más interesante, además de sus edificios, es su gente”.

“Si todo fuese construir hoteles hubiese sido una tarea fácil. Hacer un pequeño pueblito latinoamericano o cubano hubiese sido fácil. Lo importante era integrar la escuela, la comunidad, la casa, a los artistas; volver a traer al árbol, bajo el cual se fundó la ciudad, a la gente y decirles: una vez más, desde aquí, surgirá el renacimiento de la urbe”, sentenció Leal.

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Asimismo, recordó cómo la tarea de restauración y rescate ha sido ardua, pero siempre ha mantenido como estandarte una premisa: muchos fundan, pero pocos perseveran. En sus palabras trajo al presente una fecha: el año 1995. Y a un hombre que fue decisivo en este empeño: el eterno Comandante en Jefe Fidel Castro. Su apoyo permitió consolidar el principio de autoridad para realizar estos trabajos y la ejecución de un plan maestro que prevee lo que se realiza hoy y lo que sucederá en un futuro. “Esto permitió que todo no fuera ley muerta, sino que se convirtiese en ley pública”, apuntó Leal.

Una tríada ha sido esencial para llevar adelante esta gran obra de rescate patrimonial: liderazgo, voluntad y perseverancia. Así lo reconoció el Historiador y ejemplificó con algunas realidades que antes fueron sueños: la Plaza Vieja, el Teatro Martí. “Para lograr todo esto – aseveró – hubo que enamorarse. Tengo una novia perenne que se llama La Habana. Mi matrimonio real ha sido con Cuba y con La Habana”.

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Leal Spengler extendió un mensaje final para los participantes en este encuentro internacional: “Aquí no hay nada imposible. Por tanto, La Habana que es una de las ciudades más bellas del mundo tiene todo. Está cubierta por un leve velo que cuando se rasga es capaz de aparecer ella con toda su belleza, con todo su señorío, con toda su atracción y con todo su encanto. Bienvenidos, entonces, a La Habana cuando faltan solamente dos años para que cumpla su 500 aniversario”.

“A partir de ese diálogo permanente con las personas, con mi ciudad, es que es posible caminar esas calles tranquilamente y ver cómo las cosas florecen y se levantan. Me alegra muchísimo que eso hoy sea una pasión nacional, pero no por mí. Yo represento una multitud. Eusebio Leal es el seudónimo de una locura que se llama Cuba”, concluyó Leal.

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