Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
El insigne Hotel Nacional de Cuba celebró, este martes, el 90 cumpleaños de nuestro Comandante en Jefe con la inauguración del Salón “Lo que irradia Fidel”, contentivo de fotografías que develan momentos vividos por Fidel Castro Ruz en este emblemático lugar, patrimonio de nuestra nación.
Aistieron a la apertura Ulises Guilarte de Nacimiento, miembro del Buró Político y Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC); Jorge Cueva Ramos, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido; Homero Acosta, Secretario del Consejo de Estado, además de otros dirigentes del Partido, el Gobierno y otras organizaciones de masas.
Las palabras centrales de la celebración – luego de la magistral actuación del reconocido pianista Frank Fernández – fueron pronunciadas por el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, quien comenzó afirmando que la sola pronunciación del nombre “Fidel”, adquiere una connotación grandiosa: “Pobre de nosotros, mortales, que no podremos igualar nunca cuanto recibió de cualquier lugar del mundo, de cualquier rincón de la tierra, apreciando él por sobre todas las cosas el sentimiento hacia su patria, hacia su pueblo, hacia la historia de una pequeña nación a la cual condujo al reconocimiento del mundo, continuando la obra inconclusa de los libertadores”.
Leal apuntó que noventa años de la vida no es solamente la acumulación del tiempo, lo importante es la obra: “Apasionado y valeroso, siendo un hombre en todo el sentido de la palabra supo ser fiel, a lo largo de su vida, a cada uno de los propósitos que tomó como suyos, desde los días en que abandonó el hogar paterno y decidió comenzar una batalla épica que no lejos de aquí, en la colina universitaria, tuvo su primer escenario”.
Momentos de la vida de Fidel – desde su infancia hasta instantes cumbres de la gesta revolucionaria – fueron recordados por el Historiador, quien evocó cómo el Comandante en cierta ocasión fue llamado “fuerza de la naturaleza”.
“Agradecido, no olvida – sentenció Leal – y la ingratitud tampoco. Fuerte de carácter se contiene, pero es impresionante verlo cuando estalla como un volcán. Lo es también cuando lo vemos conmovido y magnánimo ante un acontecimiento cualquiera, ante un dolor humano, cuando va en pos del deportista que no ha triunfado para alentarlo, con aquel que intentó privarse de la vida y lo alienta, con aquel que está en el lecho de enfermo y le consuela. Es capaz de todo eso y cuando en el medio de los deberes alguien le llama para un asunto íntimo y personal, pide enseguida el aparte, coloca la mano en el hombro e inmediatamente da el consejo sabio o la solución oportuna”.
El Historiador afirmó que Fidel también es alguien que ha sido capaz de desprenderse de todo, transitoria o definitivamente; alguien a quien ningún bien material le interesa y que ha sabido comprender la naturaleza del arte y distinguido a los artistas y los creadores. Asimismo, sentenció que, entre otras virtudes, nuestro Comandante en Jefe aborrece la cobardía; es un hombre reflexivo y lector profundo, quien se formó en el saber, en el conocimiento; es sensible a la belleza y al orden, y por eso no soporta la indisciplina ni la grosería.
Continuó el Historiador aseverando que Fidel, sensible ante el dolor humano, consideró que el internacionalismo antiimperialista era un deber y una necesidad, en un mundo donde el egoísmo colmaba por doquier: “Prodigó todo tipo de ayuda y extendió a los que luchan la mano generosa, y en el tiempo en que Cuba quedó sola no ha vacilado en afirmar que a todo el que luchara por ella o por la causa justa, la Revolución, sin vergüenza entonces y en el futuro, le extendería una mano generosa para luchar”.
“Hombre como todo hombre, aun en el error o en el defecto, es admirable porque sabe reconocerlo y sabe corregirlo. Sabe además ponerse por encima de los problemas e imponer el principio de autoridad (…) Jamás habría considerado la Revolución como una monarquía. Estableció el principio del mérito, y cuando hoy, su hermano de carne y de ideas, preside la nación y el Partido que él creó – como herencia del Partido Revolucionario Cubano y de los que supieron luchar por ideas más avanzadas y que están todos reunidos en el seno del Partido de la unidad nacional –, es porque Raúl llevó la bandera en día memorable, porque saltó al ruedo entre los prisioneros para hacerse retratar con hidalguía, porque nunca, como él, olvidó a su padre, a su madre ni a sus hermanos. El que no es capaz de hacerlo así, esto último, no puede querer a un pueblo; el que no ama a su pequeña tierra no ama nunca la patria grande ni el mundo (…) Fidel, los años pasan, pero tú no”, concluyó Leal.
El Salón “Lo que irradia Fidel” nos devuelve instantes memorables en los que el Comandante ha recibido a grandes personalidades de la política, la ciencia y la cultura del mundo en el propio Hotel Nacional, quien ya cuenta con este nuevo lugar que permanecerá abierto para los visitantes cubanos y extranjeros.
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