Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Fotos: Misael Vázquez y Joel Guerra
El aula magna del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana fue el escenario, este viernes, de la Sesión solemne en homenaje al Comandante en Jefe Fidel Castro, por parte de los historiadores cubanos; convocada por la Academia de Historia de Cuba; la Unión Nacional de Historiadores de Cuba; la sección cubana de la Asociación de historiadores de Latinoamérica y del Caribe; la sección de literatura histórico-social de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; el Instituto de Historia de Cuba; la Oficina de Asuntos históricos del Consejo de Estado, y el Centro de Estudios Martianos.
La velada estuvo presida por la junta directiva de la Academia de Historia de Cuba, encabezada por el Dr. Eduardo Torres Cuevas, quien en las palabras introductorias resaltó el hecho de estar reunidos historiadores de distintas generaciones para pensar en el “Historiador mayor, nuestro primer historiador, el maestro de historiadores, el hombre que con su obra y su palabra hizo posible que naciera en todos nosotros la vocación de historiadores. Que en todos nosotros fuera también esa vocación, vocación revolucionaria, vocación de transformación, vocación de continuidad en todo lo que significa nuestra historia”.
Cada uno de los oradores evocó la obra y el pensamiento de Fidel. René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba significó que el Comandante en Jefe nos legó “sus ideas y el compromiso ineludible de consolidar el proyecto de nación soberana, próspera e independiente que soñó, siempre dispuesta a tender la mano amiga a los pueblos del mundo, y a no ceder un ápice en su determinación soberana y antiimperialista”.
“Inspirados en su ejemplo, y ajustados al rigor histórico que tanto exigió, trabajaremos en saldar con él y con Cuba, una ineludible deuda de honor: el estudio de esa gran obra moral que es la Revolución Cubana”, sentenció.
Por su parte, Yoel Cordoví Núñez, vocal de la Asociación de Historiadores de Latinoamérica y del Caribe aseguró que Fidel se convirtió en una personalidad singular para la historia de la región y el mundo. “Por eso, su muerte priva a Cuba de un líder que supo mantener la conducción política en medio de las tormentas; y a América Latina de una personalidad que consagra su puesto entre las figuras más relevantes de su historia”.
Luego, correspondió al Académico de número de la Academia de Historia Cuba, el Dr. Eusebio Leal pronunciar las palabras finales: “Ha desaparecido un hombre, un hombre de gran importancia para la historia del mundo contemporáneo y de Cuba. Un hombre de todos los tiempos y para todos los tiempos y, sobre todo, un ser humano de una gran estatura y de una gran capacidad de pensar reflexionar y actuar”.
“Raras veces se puede reunir el esfuerzo de la mano, es decir, la mano que empuña y al mismo tiempo las ideas que la gobiernan. Fue en este sentido un ejemplo de todo ello, y para poder adecuadamente situarlo en el tiempo que le tocó vivir tendríamos necesariamente que ir a lo que de él se ha escrito o lo que está por escribirse”, sentenció Leal.
El también Director de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador en Cuba, recordó que a Fidel “le aterra que la historia se convierta en un arte de laboratorio. Se plantea la necesidad de una renovación de los estudios históricos y una visión cubana, para lo cual considera que había elementos suficientes (…) cree en la necesidad de que existan en cada hogar los 100 libros fundamentales que él consideraba esenciales (…), cree en la belleza de la poesía latinoamericana, sin ser poeta ni intentarlo como el Che; pero entiende el misterio de la poesía y cree que no puede ser explicada la historia sin ella”.
Leal se refirió a que Fidel adquirió gran y varios talentos en diversas ramas. ”Amó la ciencia como intérprete verdadero de la realidad universal (…) trata en ese sentido de ser un fundador. Se ha dicho, con razón, que creó de un solo plumazo los institutos de investigación científica que el país no tenía (…) Promulgó la universidad y las luces. Creyó en una salud pública sobre una base social que fuera preventiva y no solo curativa”.
Leal distinguió su estatura de “internacionalista convencido, no aceptó el egoísmo de vivir para sí, como pueblo ni tampoco como hombre. Se prodigó, trató de crear no alumnos sino discípulos”. El Historiador evocó a Fidel como uno “de los pocos revolucionarios que pudo ver, desde el poder, la obra de su revolución en sus aciertos y en sus desvaríos, en tanto, distinguió su cualidad como estratega militar y antiimperialista de sustancia absoluta.
“Por eso – continuó Leal – los que hemos vivido sesenta años de nuestra vida con esa omnipresencia social comenzamos a sentir ahora una profunda ausencia y un vacio. Más, ha tenido continuadores y sino creyéramos en la semilla bíblica del sembrador no mereceríamos estar en esta reunión laudatoria.
“Las ideas de Fidel prevalecerán, y por eso en el último testimonio de su poder político y moral ordena que no se hagan monumentos, ni plazas, ni calles, ni bustos porque sabe la tendencia facilista de evocar con nombre lo que luego se borra en el tiempo y se ignora en el pensamiento. Fidel estará porque ocupa un lugar importante en esa historia”, aseguró el Dr. Leal.
“Las ideas prevalecerán y su nombre prevalecerá; y las generaciones futuras peregrinarán aquella piedra monumental en la cual hay un solo nombre escrito, sin más apología ni epitafio: Fidel, fiel. Su nombre queda en nuestro corazón y es nuestro tesoro. Te prometemos querido amigo, ya partido, que lo cumpliremos”, concluyó el Historiador de La Habana.
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