Homenaje a Eusebio Leal, “el cubano más útil de su tiempo”

agosto 4, 2020

Por: Redacción Habana Radio

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Apenas unos días nos separan de la mañana triste del 31 de julio de 2020, ocasión que el Doctor Eusebio Leal Spengler partía hacia la inmortalidad. Desde entonces el homenaje de sus colaboradores, amigos y seguidores de su obra no se ha hecho esperar.
Múltiples muestras de amor para el eterno novio de La Habana recorrieron la ciudad este fin de semana: sábanas blancas en los balcones, aplausos, flores y mensajes de condolencias. Sin embargo, escuchar en primera persona el recuerdo de Leal de algunos de sus más cercanos colaboradores lo permitió, este lunes, el espacio televisivo Mesa Redonda, conducido por el periodista Randy Alonso.
Durante una hora y treinta minutos, la Arquitecta Perla Rosales, Directora Adjunta de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH); la Dra. Magda Resik, Directora de comunicación de la OHCH, y el Dr. Félix Julio Alfonso, Historiador Adjunto de la OHCH, compartieron sus recuerdos, anécdotas y situaciones vividas junto a Leal Spengler por más de veinte años.
Al iniciar la trasmisión, su conductor, Randy Alonso, expresó que Eusebio Leal fue un iluminado, un hombre de los que rara vez se ven, que sabe ser un intelectual de la más alta distinción y también un hombre extraordinario de acción. Un hombre al que mucho hay que agradecerle en la historia de nuestra Patria.
Para justificar sus palabras citó a otra gran intelectual, Graziella Pogolotti, quien confesara: (…) “Los ideales mueven montañas; fundan almas, corazones y voluntades cuando se nutren de la savia fecundante de la dimensión concreta de su existir. Con su palabra exaltada, Eusebio ha removido conciencias, ha podido hacerlo, sobre todo, porque ha trabajado en la cercanía de los hombres y las mujeres, con los niños, los ancianos y los más vulnerables de La Habana; mientras restauraba los tesoros que nos enorgullecen”.
En tal sentido, Magda Resik argumentó sus razones para consagrarse al trabajo junto al Historiador de la Ciudad y lo catalogó de privilegio: “Fue un periodo de nuestras vidas que constituye una huella, una marca. Un hombre que es la diferencia, la singularidad, es la excepcionalidad. Y esa pasión que él supo despertar, y despierta y seguirá despertando en nosotros por preservar los mejores valores de la identidad cubana, de la cultura patria, es la misma que me conquistó hace más de 20 años, cuando un buen día creyó en mí para ir a trabajar y fundar una emisora y otros espacios mediáticos”.
También resaltó la posibilidad que le dio Leal a los jóvenes al otorgarles la posibilidad de participación en la gesta del proyecto de rehabilitación del Centro Histórico. “Todos nosotros llegamos allí muy jovencitos, y todos hemos aprendido a abrirles las puertas a los jóvenes porque Leal cree profundamente en la capacidad trasformadora de la juventud – continuó Resik, siempre en presente al referirse a su maestro –; porque además fue un joven apasionado que combatió contra vientos y mareas, por lograr aquello que ambicionaba: una ciuda hermosa que fuera la envidia de todos”.
Asimismo, la Directora de la Emisora Habana Radio expresó que Leal fue un hombre excepcional para Cuba y todo el universo pues nunca estuvo animado por vanidades y sabía otorgarle valor a sus orígenes humildes: “A la vez de haber sido uno de los hombres más grandes de Cuba, ha sido uno de los hombros más sencillos que he conocido, un hombre despojado de todas esas vanidades propias de quien conquistó tantas glorias”.
“La Habana fue una ofrenda de Leal a la nación, a Cuba (…), nos hizo sentir orgullosos de lo que poseemos, de lo que somos, de lo que representamos en el mundo. Fue un hombre, además, de una cultura excepcional, inmensa, vastísima. He tenido el privilegio de escucharle en muchas ocasiones, de entender qué insondables posibilidades tenía de asociar los conocimientos. Podía recordar en el 2000 algún texto que leyera en 1960; tenía una memoria prodigiosa que le permitía mantener un discurso desde la oralidad que conquistó muchas voluntades. Era un apasionado y un orador que desde la palabra dicha construyen un discurso y animan a la acción”, opinó Resik.

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Cada vez que se hable de Eusebio Leal tendrá que ser “con un previo fervor y una misteriosa lealtad”. De esa misma forma, el Doctor Felix Julio Alfonso narró la primera vez que vio a Leal cuando tenía 16 años y participaba en un concurso nacional de Historia. Parte de las actividades de ese certamen era un recorrido por La Habana Vieja y bajando por la Calle Obispo, con su traje gris, estaba Eusebio dando una magistral conferencia; tiempo después, en 2004, se unió al equipo de la OHCH.
“Lo primero que busqué fue la etimología del nombre de Eusebio, porque a él le gustaban mucho las etimologías y disfrutaba explicando el origen de las palabras, qué significada cada cosa. Y la etimología de la palabra Eusebio, un nombre griego, quiere decir: el bueno y piadoso, el que trae la bondad y la virtud. Creo que pocas veces se ha visto en una persona que tenga puesto el nombre que lo define de una manera tan meridiana, tan transparente como Eusebio (…) Si a eso le sumamos el apellido Leal, ya tenemos concentrado las principales virtudes de este hombre”, refirió Alfonso.
El también profesor universitario habló del grado sumo del carisma de Leal, su humanismo, su capacidad de escribir libros de una profundidad intelectual y una belleza infinita, su voluntad de construir catedrales, de su preciosismo en el estilo de la oratoria bordada con hilo de plata, así como su profundo sentido de la ética, la justicia y el deber.
“Siempre comprendió el momento histórico que estaba viviendo y en ese sentido fue un hombre no solo de su tiempo, sino también del futuro. (…) Hombre de grandes pasiones, la más grande era Cuba y dentro de Cuba su historia, que conoció como pocos y explicó mejor que nadie”, acuñó.
Por su parte, Perla Rosales, Directora Adjunta de la OHCH, señaló el lado paternal del Doctor Leal con el cual laboró por más de 25 años: “Más que un jefe era un padre (…) El mío me dio alas, Leal me enseño a volar”, y justo por esa vocación y por su propia experiencia como niño se crearon muchos de los proyectos para los infantes en el Centro Histórico.
Varias anécdotas contadas por Perla sirvieron para contrastar el romanticismo, los detalles – como la camisa manchada de tinta roja dedicada o el pañuelo firmado por Fidel –, y el espíritu perseverante de Eusebio Leal con sus compañeros de trabajos, así como con el resto de personas que compartían sus ilusiones.
A medida que se hilvanaban los comentarios de los tres panelistas, también se pudieron ver fragmentos de tres memorables entrevistas en las cuales el autor de “Hijo de mi tiempo” hablaba de las características de los cubanos, o de su relación con Fidel Castro, o del futuro, entre otros temas.

Leal y su visión de la Historia

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En un segundo momento, el Doctor Félix Julio Alfonso rememoró las vicisitudes del Maestro de Juventudes para estudiar en la Universidad de La Habana. Recordemos que en un inicio solo cursó hasta el sexto grado de enseñanza, y luego a la edad de 33 años, en 1975, ingresa a la Casa de Altos Estudios de la capital, en la modalidad del curso para trabajadores en las noches, donde se gradúa en 1980 como Licenciado en Historia, con casi cuatro décadas de vida.
Su expediente académico, explica el también profesor universitario, resulta impecable. La calificación máxima en la mayoría de las asignaturas habla de un alumno ejemplar, de una mente fecunda y ávida de conocimientos, que conocía la necesidad de la instrucción para ser libre de engaños. “Para mí es indudable que sabía mucho más que los que estaban sentados junto a él”, afirma el panelista del programa “Escriba y Lea”, “y que era un para igual entre que los que estaban sentados impartiendo la docencia”.
De acuerdo con Félix Julio, en ocasiones se asocia la figura de Leal Spengler con José Martí, pero su empatía y argumentos de vida se relacionan aún más con el Padre de la Patria, de personalidad volcánica e impetuosa. “Él también lo era. Céspedes fue sensible y poeta, y Eusebio también fue un gran artista. Como sabemos, Céspedes era un gran ajedrecista y espadachín. Leal fue un ajedrecista, no en el tablero de los 64 escaques, sino de la política, donde cada jugada tiene que ser pensada con mucha precisión y donde tienes que adelantarte dos o tres veces a la jugada de tu oponente. Fue un espadachín de la palabra”, detalla el historiador adjunto de la Oficina.
El ilustre habanero, nacido el 11 de septiembre de 1942, se definía como “una paloma artillada”. Un hombre bueno, noble, pero con “la espada debajo para sacarla y desenvainarla en el momento necesario”, recuerda el también historiador. Al respecto añade: “Al igual que Céspedes, fue voluntarioso, perseverante, obstinado y apasionado, compartían todas estas cuestiones”.
En el obrar de Leal Spengler es precioso volver siempre a “su predecesor de feliz memoria”, como nombró a Emilio Roig de Leuchsenring. Una de las principales batallas del Historiador de la Ciudad de La Habana consistió en sustituir la estatua de Fernando VII por la Carlos Manuel de Céspedes en la Plaza de Armas, un hecho que tomó 30 años en concretarse.
La antigua villa de San Cristóbal solo contaba, en aquel momento, con un pequeño busto del Primer Presidente de la República en Armas, en el instituto de la localidad de La Víbora, gracias a las gestiones de Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo. En la génesis del urbanismo de la ciudad, la Plaza de Armas, se ha celebrado año tras año los actos por el Diez de Octubre a cargo de la OHCH.
Otro de los trabajos admirables del Doctor Leal Spengler es la continuación de los Congresos Nacionales de Historia a partir de 1997, organizados en un inicio por su maestro desde 1942 hasta 1960 (13 en total). Por esas razones, especifica Félix Julio, “Eusebio es Presidente de Honor de la Unión de Historiadores de Cuba y, al mismo tiempo, refundó la Academia de Historia, surgida en 1910 (…) y que tuvo un hiato en el tiempo, pero él vio necesario volver a reagrupar a los más grandes historiadores. Le dio todo su apoyo moral y material. Es la máxima institución asesora del Presidente de la República y de los órganos de dirección del país, en materia de Historia”.

El patrimonio, testigo del tiempo

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En el corazón de la ciudad, el proceso inversionista tuvo un refrán muy conocido entre los profesionales de la Oficina, apunta Perla Rosales: “Si te compras el pescado no le cojas miedo a la cabeza. Así fue cómo nos enseñó a trabajar”.
El Doctor Honoris Causa de diversas universidades del mundo estaba pendiente de los problemas de vivienda en la parte más antigua de La Habana, y para ello restauró espacios en favor de los grandes colectivos, buscó soluciones para el disfrute de las mayorías con el propósito de fomentar el concepto de “ciudad viva”, una concreción de saberes y culturas.
En ese sentido, los niños significaron una prioridad; “convirtió los museos en aulas”, aseguró la directora adjunta de la Oficina. Poco a poco tuvieron un nuevo esplendor las escuelas Ángela Landa, Mariano Martí, El Salvador, Concepción Arenal, Quintín Banderas, Vietnam Heroico, José Martí, Rafael María de Mendive, Camilo Cienfuegos y Jorge Antonio Vilaboy. Esos centros docentes reciben mantenimiento de por vida.
La segunda prioridad dentro de las obras sociales fueron las personas de la tercera edad. En el Convento de Belén más de 500 abuelos de los siete consejos populares de La Habana Vieja tienen a su disposición servicios de óptica, lavandería, farmacia, productos sanitarios, entre otros.
La vocación humanista del Premio Nacional de Ciencias Sociales se manifestó también en la creación de cinco viviendas protegidas con 80 apartamentos, destinadas a la tercera edad. Se trata de habitaciones pequeñas con condiciones óptimas y acogedoras. De igual forma, fundó el centro para los niños discapacitados Senén Casas Regueiro, donde las madres de los pequeños, que muchas veces no pueden laborar en la calle producto del cuidado de sus hijos, son las trabajadoras del sitio y reciben un salario por su desempeño.
El Hogar Materno Doña Leonor Pérez y la entrega de más de 2 100 viviendas a familias nuevas se convierten en ejemplos de la importancia del bienestar humano fomentado por el Historiador.
Como intelectual que vivió antes de 1959, Leal expresó en la Mesa Redonda del 16 de noviembre del 2018 que “sin la Revolución todo se hubiera perdido porque estaba sentenciado por el desarrollo inmobiliario a desaparecer. Quedaban pocos sitios. En esa época se repetía mucho «lo nuestro es poco en comparación con lo de otros países»”.
A partir de la década del ‘90 del siglo XX, con la implementación del Decreto Ley 143 las miradas se tornaron hacia el Centro Histórico, considera el Historiador: “Se comprendió que había tal caudal aquí, tal concentración de valores, que si eso se ponía realmente sobre la mesa sería capaz de cambiar la ruta de la visión de la gente sobre Cuba”.
En fecha más reciente, instituciones significativas para la nación tienen su sede dentro del Centro Histórico habanero, explica Leal en su intervención. Tal es el caso de la Asamblea Nacional del Poder Popular en el Capitolio, así como el Tribunal Supremo, entre otras.
La experiencia educativa de la Escuela-Taller es uno de los grandes resultados de la OHCH. En un inicio el centro se fundó con 32 jóvenes y hoy son miles de egresados “aprendiendo los oficios de la construcción que estaban perdidos”.
“Cuando me preguntan qué pasará después, mañana o pasado, una pregunta que siempre se repite en distintas dimensiones, siempre lo digo: Tener confianza´, porque ya Martí lo dijo: Tengo fe en el mejoramiento humano, en la utilidad de la virtud, la vida futura. En la calle están los historiadores, los arqueólogos, los que van a continuar están ya”, aclaró Leal Spengler.

Hombre de cultura y comunicador nato

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Para el Historiador, la comunicación siempre estuvo dentro de los pilares fundamentales en el desarrollo del Centro Histórico. Así lo confirma la doctora Resik Aguirre: “Siempre digo que la OHCH emergió de los medios de comunicación, tanto en la etapa de Emilio Roig que fue un precursor en ese sentido. Con Leal, el sistema de medios de comunicación permitió darle continuidad a aquel espíritu fundacional. De tal suerte se creó todo un entramado de emisora de radio, revista, publicaciones periódicas y espacios en el escenario de Internet. Se preocupó mucho porque desde el punto de vista académico desarrolláramos la comunicación en el Centro Histórico”.
“Él era un comunicador por excelencia”, señala la también profesora, “un orador de altos quilates que sabía seducir con las palabras y en esa personalidad seductora radicaba también alguien que entendía que, para defender la obra desde el punto de vista cultural y patrimonial, había que comunicarla”.
El hombre más Leal al patrimonio de La Habana es un “ejemplo de político culto”, advierte la directora de Habana Radio en su intervención; “eso es algo muy importante; decía que no podíamos prescindir de la cultura para ejercer la política, es una de sus más hermosas enseñanzas. No solo es un hombre de obras, diríamos en la práctica; fue un hombre que desarrolló un sistema de pensamiento y una construcción ideológica muy peculiar donde convivían el humanista, el hombre de vasta cultura, el apasionado de la historia, el hombre de fe, que demostró algo que Frei Betto suscribió en estos días: Podemos ser hombres de fe y hombres de revolución´”.
Resik Aguirre no olvida aun cuando la enfermedad se adueñaba del Historiador, este se empeñó en traer una réplica de la estatua ecuestre de José Martí en el Central Park de New York, un sueño hecho realidad luego de 20 años de anhelos, producto de “su liderazgo, de esa pasión inquebrantable, de esa obstinada y persistente voluntad. En su equipo de trabajo desarrolló la creencia, la fe profunda en que aquello que ideamos o imaginamos puede ser posible”.

Educar, el primer deber

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En el cumpleaños 80 de Fidel Castro, el regalo de Leal y de la Oficina vino en forma de enseñanzas y programas docentes. Surgiría así para formar a las nuevas generaciones en los temas del patrimonio, el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana a finales del año 2006. De sus aulas han salido más de 200 profesionales capaces de representar proyectos de restauración y conservación.
En el espacio de la Mesa Redonda, Félix Julio evocó la primera graduación de San Gerónimo con el nombre de Emilio Roig. La próxima, que será la octava, llevará el nombre de Eusebio Leal Spengler, debido a la entrega de los jóvenes que al conocer la noticia de su fallecimiento hicieron guardia de honor en el Museo de la Ciudad y delante de El Templete. Asimismo, los estudiantes manifestaron su interés de estar presentes en las honras fúnebres del Capitolio, cuando las condiciones lo permitan.
“Como de Eusebio tenemos que hablar siempre en futuro, el futuro es el Colegio de Santa Clara, una colosal obra que cuando se termine no solamente será parte de un proyecto con la Unión Europea donde se formarán jóvenes de América Latina y El Caribe, sino que quedará formar a los jóvenes cubanos en las artes de la restauración”, finalizó.

Leal en el mañana

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¿Cómo seguir los pasos del Maestro? ¿Cuál es la mejor manera? Para Magda Resik, “en ese momento inmortal del que él habla, donde nos vamos a encontrar, estaremos juntos y creo que viviré para soñar que estaré junto a Leal nuevamente allí, pero mientras tanto, el deber que tengo es consolidar su legado, hacer que no se pierda toda esa amantísima historia de amor por Cuba que supo defender”.
Perla Rosales considera como la mejor forma de honrarlo continuar la ejecución del Plan de Desarrollo Integral del Centro Histórico previsto hasta el año 2030 por el propio Historiador. Al respecto añade: “Tenemos el camino trazado, tenemos que fundar mucho todavía”, además de transmitirle sus experiencias a los jóvenes.
Félix Julio, en cambio, prefiere hablar con las palabras de su mentor: “Me ofende la falta de energía en el empeño, la no perseverancia, el dejar para mañana lo que se ha de hacer ahora, el cuestionar lo posible con disquisiciones teóricas. Mantengo presente para mí la dramática apelación del Padre de la Patria en su diario, «y lo malo, lo cruel, lo torpe es dilatar el triunfo»”.
El programa culminó con un fragmento de la última entrevista del Doctor Leal concedida a la Mesa Redonda, donde llevaba una corbata regalada por Fidel. En aquella ocasión pronunció unas memorables palabras que han sido recordadas en estos días de dolor: “Yo no aspiro a nada, no aspiro ni siquiera a eso que llaman la posteridad. Yo no aspiro a nada, yo solo aspiro haber sido útil y le pido perdón a todos aquellos que a lo largo de la vida, en la búsqueda necesaria de lo que creí mi verdad, pude haber ofendido y a mis propios errores que cometí con la pasión juvenil con que todo hombre y todo pueblo buscan sus propios caminos. Yo creo que al final lo encontré, y que esa luz que veo ahora, ahí, en medio de las tinieblas del ocaso, es finalmente el camino”.

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