Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Por: Yoel Lugones Vázquez / Fotos: Alexis Rodríguez
“Me alegra conmemorar junto a ustedes esta vigilia diurna en vísperas del 16 de noviembre, día en que celebramos el 498 aniversario de la Ciudad de La Habana”. Estas fueron las palabras con que el Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, dio comienzo a su habitual salutación a nuestra capital.
En El Templete, recinto al que le ha sido restituido su espacio original; con una nueva ceiba – símbolo quizás del siempre renacer de una urbe –; con el clamor de la campana del castillo que otrora defendió la ciudad; bajo la mirada inmóvil de La Giraldilla; y restaurados símbolos tan amados – signo de su resurrección –, se realizó este tradicional momento que dio comienzo con la salida de las Mazas del Cabildo, custodiadas una vez más por niños, futuros defensores de nuestra Habana.
Como apuntó el Historiador, aquel pequeño campamento que se trasladó en sucesivas etapas del poblado de San Cristóbal al Puerto de Carenas y asumió aquí el nombre de Habana para siempre, fueron los inicios de una historia cuyo devenir fue transformando a esta urbe en lo que es hoy: “La fecha fundacional debe ser recordada por lo que significó en toda una época en que se abrió el mundo a partir de los viajes y el reconocimiento por parte de Europa de la existencia de otro mundo”.
“Nuestra historia es antigua – aseveró Leal – y se funden en nuestra identidad una multitud de pueblos, una multitud de identidades que contribuyeron a formar la identidad cubana sobre la huella del indio en nuestra tierra (recordada solamente en las toponimias y en los mapas, en la existencia de comunidades en el Oriente de Cuba donde aun son evidentes los rasgos antropológicos de aquellos, nuestro padres extintos), hasta los que vinieron de las tierras españolas donde, al decir del poeta, se habían fundido o abrazado cien pueblos; y del África toda, y de los que vinieron – al decir de la gran eximia poeta habanera Dulce María Loynaz – del país del loto; y todos los que llegaron de todas partes para estar bajo el árbol que hoy llamaría el árbol de la vida, la ceiba poderosa”.
“Mucho se ha trabajado para llegar a este día. Se ha trabajado luchando contra el ciclón que abochornó a La Habana (…) Toda herida nos pertenece, y toda esperanza es también compartida, y que el espíritu de solidaridad, de amistad antillano nos permite pensar hoy en la amada isla de Puerto Rico, en las Antillas del Caribe, en todas partes donde existieron daños y a los cuales Cuba, generosa siempre como quiso Céspedes, extiende no lo que le sobra, sino comparte lo que le falta o lo que tiene” afirmó.
El Historiador se refirió a todas las obras que en saludo a este nuevo aniversario de La Habana se han concluido desde hace algún tiempo y otras que hoy abren sus puertas. Entre ellas, el Arco de O´Reilly – “la bella entrada a la ciudad más allá de la Muralla de Mar” –; el Centro de Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa (Palacio del Segundo Cabo); el Centro del Visitante; la Cripta del Mambí Desconocido en el Capitolio; el Museo Observatorio de Belén; la reapertura del Museo de la Ciudad después de una larga y trabajosa restauración y mantenimiento; un conjunto de viviendas en la manzana 148, en la Farmacia Sarrá. Próximas a inaugurarse el Centro del Adolescente, el Gran Salón de Los Pasos Perdidos del Capitolio, el monumento a José Martí en el Parque “13 de marzo”. Agradecimiento especial a los que arduamente han trabajado en estas obras – arquitectos, inversionistas, obreros y trabajadores, jardineros, restauradores, museólogos, museógrafos.
“Para todas las ciudades históricas de Cuba, y cuando faltan unos pocos meses para conmemorar el quinto centenario de la fundación de la Ciudad de La Habana, recuerdo a la ciudad de los maestros, de los intelectuales, de los libertadores, de los alfabetizadores, de los milicianos, de los cortadores de caña; los que han contribuido a levantar la ciudad bella que no ha de morir en nuestras manos, sino a levantarse por encima del ciclón, de los proscripciones, de los cercos, de los bloqueos. Abriremos puertas, como la de O´Reilly. Expresamente no colocamos las rejas que van abriéndola o cerrándola, porque ha de permanecer como La Habana: abierta al mundo para siempre”, finalizó Leal.
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