Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Por: Ana Lidia García Hernández / Fotos: Néstor Martí
“La Universidad traza derroteros, lo demás debemos hacerlo nosotros. No basta con las clases, es necesario alcanzar desde ellas, hoy y mañana, la ilustración indispensable que nos permitirá gozar y disfrutar del esfuerzo y sacrificio realizado para llegar a este día”. Con la esperanza que transmiten sus palabras, el Doctor Eusebio Leal Spengler agasajó a los 14 jóvenes que este 12 de julio obtuvieron los títulos de graduados de la Licenciatura en Preservación y Gestión del Patrimonio Histórico-Cultural, carrera del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, facultad más joven de la Universidad capitalina.
Durante seis años, estos alumnos enfrentaron y se sobrepusieron a los obstáculos de estudiar en las noches, tras la jornada laboral en instituciones de la Oficina del Historiador de La Habana y del Ministerio de Cultura. Luego de reconocer este gran mérito, el también Maestro Mayor hizo énfasis en la necesidad de superarnos, de intentar alcanzar la excelencia a través de la sabiduría.
“Sin los conocimientos y los saberes, el ser humano se somete a la esclavitud porque no sabe discernir más que con el conocimiento esencial con que se viene a la vida. Fue la experiencia práctica, unida al conocimiento acumulado, lo que sacó al hombre, peregrino en medio del desierto o del bosque, y lo llevó a su condición humana; fue exaltado a partir de que tuvo conocimiento y lo plasmó dibujando, danzando, reconociendo los misterios de la Tierra”, aseguró el Dr. Leal, Historiador de La Habana.
Los graduados que recibieron orgullosos y agradecidos el documento acreditativo, también miraron hacia el pasado y reconocieron sus avances. El estudiante Pablo Alejandro Suárez, graduado integral, en representación del colectivo, señaló que desde hoy se les muestra “un nuevo sendero, todo vuelve a comenzar en un escaño superior del conocimiento”.
Convencido de la centralidad de su futura labor añadió: “Ahora nos toca devolver a la Patria todo aquello que nos dio mediante la salvaguarda del legado de antaño. Desde el ámbito del patrimonio histórico-cultural contribuiremos a consolidar la identidad de la nación, tributando a la formación de seres humanos conscientes del pasado, consecuentes con el presente y proyectados al futuro”.
Como vocero de su graduación, agradeció a todas las personas que hicieron posible la concreción de este sueño y reafirmó que a partir de ahora les corresponde replicar en sus ámbitos laborales y personales “los conocimientos gestados, cuales hijos agradecidos de la infinita bondad del Alma Máter”.
En día tan significativo como este, el Dr. Eusebio Leal tuvo a bien recordar que “el 5 de enero 1728 se fundó en estos mismos predios la Real Pontificia Universidad de San Gerónimo”. Después de un largo litigio, resuelto finalmente, “correspondió a la Orden de Santo Domingo de Guzmán llevar adelante, a través de la ingente obra de los padres predicadores, la formación de los primeros alumnos”. En ese sentido, enfatizó en un “componente indispensable” para la preparación universitaria de aquel tiempo y de todos los tiempos: “la formación ética y moral de los alumnos”.
Sobre la razón primera que debe guiar a docentes y alumnos, aseveró: “Es indispensable tener algo más que el conocimiento. Es necesario atisbar sobre la vida misma, sobre el devenir del ser humano, sobre lo que significa vivir”.
De manera especial, el también Director de la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de Ciudades Patrimoniales Cubanas, se dirigió a los maestros “que tienen capacidad para dar lo de sí”. A ellos, que en cada clase entregan parte de su vida, les recordó la relevancia de la labor que realizan a diario porque “cuando se da comida, queda menos; cuando se comparten las riquezas quedan menos, pero cuando se transmite la sabiduría, se multiplica”.
A los ya licenciados, los animó a “servir a su Patria y a su familia”, a ayudar “a mejorar el mundo ante los grandes problemas que confronta este tiempo que nos tocó vivir”. Porque él mismo es un ser comprometido con la época que lo vio nacer y lo ha visto obrar, los invitó a ser “ciudadanos del mundo, a sentir como propio cada agravio, cada mérito, cada conquista”.
Finalmente, compartió con los presentes su propia filosofía de vida, esa que lo ha llevado a convertirse en líder del rescate patrimonial y social de La Habana antigua. Les habló de la importancia de ser buenos amigos, “porque el que no lo es y el que no ama a su familia, el que no ama el pequeño terruño en que nació, difícilmente podrá tener amores superiores”. Asimismo, llamó a “tener los ojos grandes y abiertos para poder contemplar la verdad y el mundo, porque solo la verdad nos hace libres”.
Tras el alentador discurso del Dr. Leal, reinó la música del Conjunto de Música Antigua Ars Longa en el Aula Magna, honrada con la presencia del claustro de prestigiosos profesores, de directivos y trabajadores de la Oficina del Historiador de La Habana; así como de familiares y amigos de los alumnos.
Esta cuarta graduación –que rindió homenaje al historiador, profesor y periodista cubano Enrique Gay-Calbó, de quien asume el nombre– estuvo presidida también por Dra. Zarezka Martínez Remigio, secretaria general de la Universidad de La Habana y el Dr. Félix Julio Alfonso, coordinador asistente del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana. Entre las personalidades asistentes, se hallaba de igual forma el sacerdote Manuel Uña, vicario de la Congregación de los Dominicos en Cuba.
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