Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Por: Gladys González
La Calle de Madera de la Plaza de Armas, sede de las presentaciones de la Editorial Boloña, acogió a los interesados en la obra de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, quien presentó los dos primeros volúmenes compilatorios de sus textos publicados e inéditos. Ambos libros, que ven la luz bajo el sello de Ediciones Boloña, y que fueron ya presentados en el Convento de San Juan de Letrán, permiten un acercamiento al ideario del autor y sus inquietudes literarias.
La palabra impresa de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, párroco de la Iglesia de San Agustín, es muestra de la cubanía, humanismo e ilustración de quien -como aseguró Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana- es heredero de los más puros sentimientos nacionales. Estos textos cuidadosamente diseñados, incluyen en su portada la figura del Alma Mater: homenaje a esa institución tan importante en la historia cubana. “El padre Carlos, el padre mambí, ponderó en esa edición la figura del Alma Mater –continuó Leal- porque según su testimonio quería rendir tributo a la Casa de Altos Estudios a la cual tanto debe como hombre, intelectual y religioso”.
El padre Céspedes ha sido defensor de la cubanía en su sentido más raigal. Carlos, teólogo, filósofo, profesor, escritor y poeta es un hombre de la cultura. “Para Carlos nuestra editorial ha realizado esta impresión y lo que falta aún, lo hará” –confirmó Leal.
El primer volumen: “Con sangre y desde el ruedo”, compuesto por una selección de sus ensayos, artículos y conferencias entre los años 1964 y 1997, evidencian la capacidad crítica de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes quien aseguró que toda su obra sea cual fuere su índole, “me ha nacido de la entraña viva, sangrienta”.
“Las sutiles convergencias”, segundo volumen de estas Obras Completas, reúne sus piezas más literarias. Cuentos y poemas que lo descubren como un escritor prolijo que se debate entre lo simbólico y lo sacramental, pero donde emerge con voz propia en un diálogo constante con las problemáticas de la época que le ha tocado vivir.
Miembro de la Academia Cubana de la Lengua, este creador cuya labor más preciada ha sido –como expresó Leal en el prólogo de los textos- la pastoral de la cultura”, “nos impele –como confirma la nota de contraportada- a adquirir una conciencia crítica frente a los diversos problemas que atañen la historia del país y su cultura sin eludir la polémica, con el fin de llegar al centro mismo de nuestra identidad para salvarnos como ser y nación”.
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