Palacio del Marqués de Arcos: otra batalla ganada por la cultura de Cuba

Por: Jaime Masó Torres Fotos: Alexis Rodríguez

Gracias a la gestión y el compromiso incansable de la Oficina del Historiador de La Habana (OHCH) con el pueblo cubano, y el respeto sagrado al patrimonio material e inmaterial de la nación, se le devuelve a los habitantes de este país la Casa del Marqués de Arcos, uno de los palacios más bellos y majestuosos del Centro histórico, que abre una galería visual a la emblemática Plaza de la Catedral, mientras desde su puerta principal, se accede al gran mural que recuerda a pensadores, poetas, escritores, músicos, artistas… que en distintos momentos frecuentaron el Liceo Artístico y Literario de La Habana y cuya labor conformó el pensamiento cultural cubano y sentó las bases de la identidad nacional.

El inaugurado Liceo Artístico y Literario de La Habana (LALLH), supone además la realización de un sueño – largamente acariciado por todos los que aman este singular espacio de la ciudad –, según se dio a conocer durante el acto inaugural que contó con la presencia del Excelentísimo Señor Masaru Watanabe, Embajador de Japón en Cuba; el Doctor Eusebio Leal. Historiador de La Habana; Reynaldo García Zapata, Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la Asamblea del Poder Popular de La Habana, y Gladys Collazo, Presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. También directivos y representantes de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y la Empresa Mitsubishi Corporation; además de directivos y funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) y del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX).

Gracias a los lazos de amistad y cooperación establecidos con el gobierno de Japón – a través de JICA –, el LALLH recibió una donación cultural que permitió adquirir suministros tecnológicos de origen japonés: equipamiento informático, audiovisual y luminario de la más alta calidad. Este donativo contribuirá a la conformación de un centro cultural con el uso de las más modernas tecnologías de la información y la comunicación, capaz de complacer a los más exigentes públicos.

Ante los presentes, el Sr. Masaru Watanabe agradeció el esfuerzo del Dr. Leal Spengler, por el rescate y salvaguarda del patrimonio cultural habanero. Además, señaló que el pasado año la cifra de turistas japonenes que vistaron la capital cubana ascendió aproximadamente a 14 mil, lo que representa casi el doble comparado con el año anterior. “Este ritmo de crecimiento va a seguir”, puntualizó.

Asimismo, anunció que se está trabajando en la divulgación de la cultura japonesa a través de programas de la televisión tales como “Oshin” y juegos de béisbol.

Sobre el Liceo Artístico y Literario de La Habana, afirmó:

“Este proyecto tiene como principal objetivo, proveer de equipos digitalizados de última generación a la biblioteca y mediateca. Con esas nuevas facilidades y comodidades, no solo los cubanos, sino también los extranjeros, podrán acceder con más facilidad a la historia, cultura y arte de Cuba. Espero que este espacio sea compartido por visitantes nacionales e internacionales por igual y que inspire, en el futuro, un continuo desarrollo de la cultura de Cuba”.

Por su parte, el Doctor Eusebio Leal se refirió al ejercicio complejo de la restauración, la cual se basa en tres elementos esenciales: la conciencia de que el patrimonio material e inmaterial es indispensable como un signo de identidad; la base económica para poderlo realizar y llevar adelante y la capacidad de comprender que todo tiene un tiempo para comenzar, concluir y para hacerlo bien.

El Historiador de La Habana agradeció al director y a los especialistas de la Empresa Constructora Puerto Carenas, arqueólogos, restauradores y a todos los que intervinieron en la obra. Refiriéndose a la gestión colaborativa del gobierno japonés, manifestó:

“Han sido muchas las oportunidades en que nuestra Oficina ha tocado a los entes de la colaboración a través de la Dirección de Cooperación de la Oficina. Muchos proyectos se materializaron: un sistema de saneamiento para el Centro histórico; un sistema de extinción de incendios adecuado a la angostura de las calles; un Planetario Astronómico que fue además visitado por el primer cosmonauta japonés del mundo y por otros que han venido luego; para convertir ese espacio en un pequeño paraíso para todos los que aman la ciencia y la cultura, y al cual se han sumado otros elementos de la cooperación, estimulados por aquello que ha hecho por nosotros el país del sol naciente.

“Me alegro profundamente de que, además de ello, nos hemos implicado ahora en la bella tarea de ingresar en el tema del patrimonio cultural. En un país que – como el Imperio japonés – tuvo que enfrentar la devastación, tuvo que enfrentar la pérdida de gran parte de su patrimonio humano y material y que, sin embargo, realizando una proeza notable, digna de ser admirada, construyó y edificó, levantó y preservó para la memoria humana grandes tesoros de su notabilísima antigüedad, del empeño de sus artistas y artesanos, del empeño de sus mujeres y sus hombres. Sea hoy un tributo a su generosidad”.

Japón ha colaborado con la OHCH en varias ocasiones. En 2014 se celebraron varias actividades para la conmemoración de los 400 años del arribo a Cuba del primer samurái. Desde aquel entonces se vienen estrechando los lazos políticos, culturales y económicos. Este año el Primer ministro de Japón Shinzō Abe visitó a Cuba por primera vez y quedó impresionado por la belleza de la Ciudad de La Habana.

Con el rescate del Palacio del Marqués de Arcos, gana la restauración otra de sus gestas, protagonizada por la cultura, el arte y la poesía. De esta manera, se devuelve al público una institución cultural diversa, concebida como un espacio de creación, promoción y apreciación de la cultura cubana.

Aquí convive el Museo de la Fotografía, Mediateca, Pinacoteca, un Salón de Arte Digital para niños, sala de conferencias, sala de exposiciones permanentes y transitorias, taller y área de exposición de orfebrería y café literario que da paso a un jardín, reclamo natural para el descanso y la meditación.

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