Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Por: Yoel Lugones Vázquez / Fotos: Alexis Rodríguez
Con una intervención especial del Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, concluyó este viernes 30 de junio el V Simposio de Historia de la Masonería Latinoamericana y Caribeña.
Durante tres jornadas, desde el pasado 28 de junio, académicos e investigadores de España, Costa Rica, México, Argentina, Brasil, Estados Unidos, El Salvador, Italia, Chile y Cuba, se reunieron para abordar diversas aristas de este tema, trascendental en el decursar de la historia de nuestro continente. Tanto la apertura como el cierre de este encuentro estuvieron presididos por Caridad Diego, Directora de la Oficina de Asuntos Religiosos del Consejo de Estado.
Leal comenzó evocando un momento importante en la historia de la Isla: el acto inaugural de la Gran Logia de Cuba en el Paseo de Carlos III, en pleno corazón de nuestra capital, institución que significa un símbolo de libertad, de pensamiento y de búsqueda perenne de la verdad existencial del hombre y la humanidad: “Y es que, filosófica o simbólica, la masonería encontró para sus padres fundadores, que hurgaron en el origen de las cosas y de los tiempos, la verdad de su pensamiento y de su esperanza en la Antigüedad; en los símbolos perfectos que se trazaron hace miles de años sobre las arenas del desierto del actual Egipto. La hallamos también en las civilizaciones clásicas y antiguas de Europa, de todas las cuales bebió y tomó fuentes culturales y, sobre todo, bebió en las fuentes de las grandes naciones o estados nacionales que se formaron posteriormente”.
“La masonería ya dejó de ser secreta – sentenció el Historiador – para ser discreta, aunque, desde luego, en el alma de cada uno habita todavía ese universo cerrado y oscuro en que fue necesario, en muchas épocas de la historia, conspirar por la libertad plena de conciencia y de obra del hombre”.
El también Director de la Red de Oficinas del Conservador y del Historiador de la Isla hizo un recorrido por la historia del surgimiento de la masonería en el mundo y en Cuba, donde comenzó a desarrollarse fundamentalmente en los últimos años del siglo XVIII y en el XIX. Como recordó Leal, grandes nombres y próceres de nuestra independencia fueron masones: entre ellos, Carlos Manuel de Céspedes, Máximo Gómez, José y Antonio Maceo, y nuestro Apóstol, José Martí, quien – aunque durante mucho tiempo se puso en duda –, “ingresó en la masonería, de ella bebió, en su seno militó y se alimentó de sus expresiones que se nutren de los elementos de su profunda formación humanista, también cristiana, más no católica, y donde existe un concepto de rebeldía y de fraternidad que se une esencialmente al criterio de los más libres de todos los pensadores”.
Otros nombres imprescindibles de la historia americana fueron recordados: Francisco de Miranda, Simón Bolívar, San Martín. Ellos fueron hijos de la masonería y de la Gran Logia.
Una certeza ha quedado demostrada a lo largo de la historia y – como lo expresó Leal – prueba de ello es la realización de este encuentro académico: “La perfecta libertad con que la masonería cubana ha podido realizar su desempeño social”.
“¡Qué hermosa lección! Dondequiera que estén reunidos recuerden siempre que esta es Patria abierta y grande, y que la masonería ha contribuido, como aquellos padres fundadores, a levantar sobre sendas columnas salomónicas, indestructibles e irrompibles, una nación fuerte, y detrás de esas columnas aparece el sol magnífico o el ojo providencial que observa todos los pasos del hombre”, concluyó Leal.
El Simposio se efectuó, en esta ocasión, en homenaje a los 300 años de la fundación de la masonería moderna, a los 10 de la creación del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña, y especialmente a la obra del Doctor José Antonio Ferrer Benimeli, uno de los académicos más relevantes en los estudios vinculados al tema y que estuvo presente en la cita.
Este evento sesionó durante tres jornadas en la sede de la Alianza Francesa, de la calle Prado, y fue organizado por la Academia de Historia de Cuba y la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz de la Universidad de La Habana, con la colaboración de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, la Alianza Francesa de Cuba, el Centro de Estudios de la Masonería Latinoamericana y Caribeña y el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española.
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