Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Al Historiador de la Ciudad de La Habana le ha sido conferida la Gran Cruz de Honor de las Ciencias y Artes de Austria, alta distinción que el gobierno de ese país concede a importantes intelectuales del mundo que destacan por sus notables aportes científicos o en el campo de la creación artística.
El Señor Johanes Skriwan, embajador de esa nación europea en Cuba, resaltó como elementos que pesaron a la hora de conceder tan alto honor a Eusebio Leal, “su inmenso quehacer creativo” y la lograda “reconstrucción y conservación del patrimonio inmueble, especialmente del Centro Histórico de La Habana, donde en cada visita se puede constatar que algo más y mejor ha sido restaurado, salvado para el futuro o creado como nuevo espacio socio cultural”.
El Señor Skriwan se refirió a los proyectos que desde La Habana Vieja, promueven los valores culturales e identitarios austriacos, de los cuales constituye un ejemplo significativo el Liceum Mozartiano de La Habana cuya sede se asocia al Oratorio San Felipe Neri o los conciertos consagrados a la figura de ese genio musical que fue Wolfgang Amadeus Mozart, cuyo busto se exhibe en la Casa-Galería Carmen Montilla en la Plaza de San Francisco de Asís.
“Cada uno de estos logros lleva la impronta del Doctor Leal, su cooperación, comprensión y valioso apoyo”, aseguró el Embajador de Austria en Cuba, quien entregó la distinción que consiente el Presidente Federal de Austria y se expresa en el Decreto de Autenticación firmado al efecto.
“Al rescatar y cuidar una ciudad de tan impresionante belleza y logros sociales, lega usted a la humanidad una obra de inmenso valor material y espiritual, demostrando así que con entrega, desvelo, amor y pasión, los sueños se hacen realidad”, dijo el Embajador.
Y concluyó: “Me honra poder honrar con esta condecoración a quien ha sido el hacedor de estos sueños; a quien hoy reconocemos colocándole esta condecoración austriaca muy cerca del corazón”.
Por su parte, Eusebio Leal expresó sentirse dichoso al recibir una distinción de tan alto valor, pero recordó que “el trabajo en la restauración a nivel urbano a escala constructiva, es una obra de muchos”. “Discutíamos ayer sobre los sueños y la posibilidad de realizarlos, porque se puede soñar pero cuán difícil es convertir el sueño en realidad – confesó Leal -. Un pintor interrumpe ese vacío ante un lienzo en blanco en un acto genial, un músico puede plasmarlo en el pentagrama y un poeta en sus anotaciones al ver lo humano o lo divino, pero restaurar un palacio, una catedral, un barrio entero, una ciudad, supone la concertación de muchas voluntades. Una de esas voluntades, esencial, es la voluntad política que no nos ha faltado; la voluntad de crear y formar personas que es más importante que levantar piedras y finalmente, la voluntad de perseverar porque muchos fundan pero pocos perseveran.”
El Historiador de la Ciudad de La Habana se refirió a que en nuestros días, “cuando muchos jóvenes y personas convierten el Centro Histórico a diario en un parque nacional; cuando cada uno de los embajadores aquí representados encuentra que alguna vez alguno de los suyos – a veces con siglos de anticipación -, recorrieron las calles de la ciudad histórica, comprenden de inmediato el dictado de la UNESCO que le atribuyó en fecha muy temprana el título de Patrimonio de la Humanidad”.
Para Leal, esa Habana “a la que nos hemos consagrado admite de veras una mirada, nacida no de la compasión que se siente ante lo definitivamente perdido, sino de la capacidad de regeneración de una ciudad que cuando alguien pone con amor la mano sobre ella, resucita. Es un acto de resurrección cotidiana”.
Según Leal, La Habana Vieja “vive también en los jóvenes que con instrumentos antiguos recuperan la memoria musical de la llamada América española; vive en la sede de nuestra Academia Cubana de la Lengua inaugurada ayer; vive en cada concierto, en cada biblioteca, en cada cuadro restaurado; vive en los laboratorios, en los templos, en ese espacio pequeño que, como decimos, tiene un carácter ecuménico y supone la hermosa relación de encuentro entre las distintas expresiones de la fe”.
Más adelante, el Historiador dedicó unas palabras a Haití “en momentos en los cuales sentimos la inmensa tristeza que nos lleva al corazón del pueblo haitiano, sin el cual no puede escribirse la historia de este continente. No puede hablarse de Bolívar y José Martí sin pensar en Haití, mítico y maravilloso; el Haití donde Alejo Carpentier vio los personajes de su novela inmortal El reino de este mundo y se fascinó con la realidad americana. Hoy es un pueblo devastado absolutamente, en una magnitud incomprensible”.
Tras ese llamado a la solidaridad, Leal agradeció nuevamente a Austria su deferencia y se dirigió al embajador de ese país en Cuba: “Le ruego trasmita a su excelencia, el Presidente de la Federación Austriaca, mi gratitud por esta condecoración que le concede al proyecto del Centro Histórico habanero, a la obra, y al hombre. Sé de la parte que me toca, pero considero que se trata de un alto reconocimiento que no me pertenece a mí”.
Al Historiador de la Ciudad de La Habana le ha sido conferida la Gran Cruz de Honor de las Ciencias y Artes de Austria, alta distinción que el gobierno de ese país concede a importantes intelectuales del mundo que destacan por sus notables aportes científicos o en el campo de la creación artística.
El Señor Johanes Skriwan, embajador de esa nación europea en Cuba, resaltó como elementos que pesaron a la hora de conceder tan alto honor a Eusebio Leal, “su inmenso quehacer creativo” y la lograda “reconstrucción y conservación del patrimonio inmueble, especialmente del Centro Histórico de La Habana, donde en cada visita se puede constatar que algo más y mejor ha sido restaurado, salvado para el futuro o creado como nuevo espacio socio cultural”.
El Señor Skriwan se refirió a los proyectos que desde La Habana Vieja, promueven los valores culturales e identitarios austriacos, de los cuales constituye un ejemplo significativo el Liceum Mozartiano de La Habana cuya sede se asocia al Oratorio San Felipe Neri o los conciertos consagrados a la figura de ese genio musical que fue Wolfgang Amadeus Mozart, cuyo busto se exhibe en la Casa-Galería Carmen Montilla en la Plaza de San Francisco de Asís.
“Cada uno de estos logros lleva la impronta del Doctor Leal, su cooperación, comprensión y valioso apoyo”, aseguró el Embajador de Austria en Cuba, quien entregó la distinción que consiente el Presidente Federal de Austria y se expresa en el Decreto de Autenticación firmado al efecto.
“Al rescatar y cuidar una ciudad de tan impresionante belleza y logros sociales, lega usted a la humanidad una obra de inmenso valor material y espiritual, demostrando así que con entrega, desvelo, amor y pasión, los sueños se hacen realidad”, dijo el Embajador.
Y concluyó: “Me honra poder honrar con esta condecoración a quien ha sido el hacedor de estos sueños; a quien hoy reconocemos colocándole esta condecoración austriaca muy cerca del corazón”.
Por su parte, Eusebio Leal expresó sentirse dichoso al recibir una distinción de tan alto valor, pero recordó que “el trabajo en la restauración a nivel urbano a escala constructiva, es una obra de muchos”. “Discutíamos ayer sobre los sueños y la posibilidad de realizarlos, porque se puede soñar pero cuán difícil es convertir el sueño en realidad – confesó Leal -. Un pintor interrumpe ese vacío ante un lienzo en blanco en un acto genial, un músico puede plasmarlo en el pentagrama y un poeta en sus anotaciones al ver lo humano o lo divino, pero restaurar un palacio, una catedral, un barrio entero, una ciudad, supone la concertación de muchas voluntades. Una de esas voluntades, esencial, es la voluntad política que no nos ha faltado; la voluntad de crear y formar personas que es más importante que levantar piedras y finalmente, la voluntad de perseverar porque muchos fundan pero pocos perseveran.”
El Historiador de la Ciudad de La Habana se refirió a que en nuestros días, “cuando muchos jóvenes y personas convierten el Centro Histórico a diario en un parque nacional; cuando cada uno de los embajadores aquí representados encuentra que alguna vez alguno de los suyos – a veces con siglos de anticipación -, recorrieron las calles de la ciudad histórica, comprenden de inmediato el dictado de la UNESCO que le atribuyó en fecha muy temprana el título de Patrimonio de la Humanidad”.
Para Leal, esa Habana “a la que nos hemos consagrado admite de veras una mirada, nacida no de la compasión que se siente ante lo definitivamente perdido, sino de la capacidad de regeneración de una ciudad que cuando alguien pone con amor la mano sobre ella, resucita. Es un acto de resurrección cotidiana”.
Según Leal, La Habana Vieja “vive también en los jóvenes que con instrumentos antiguos recuperan la memoria musical de la llamada América española; vive en la sede de nuestra Academia Cubana de la Lengua inaugurada ayer; vive en cada concierto, en cada biblioteca, en cada cuadro restaurado; vive en los laboratorios, en los templos, en ese espacio pequeño que, como decimos, tiene un carácter ecuménico y supone la hermosa relación de encuentro entre las distintas expresiones de la fe”.
Más adelante, el Historiador dedicó unas palabras a Haití “en momentos en los cuales sentimos la inmensa tristeza que nos lleva al corazón del pueblo haitiano, sin el cual no puede escribirse la historia de este continente. No puede hablarse de Bolívar y José Martí sin pensar en Haití, mítico y maravilloso; el Haití donde Alejo Carpentier vio los personajes de su novela inmortal El reino de este mundo y se fascinó con la realidad americana. Hoy es un pueblo devastado absolutamente, en una magnitud incomprensible”.
Tras ese llamado a la solidaridad, Leal agradeció nuevamente a Austria su deferencia y se dirigió al embajador de ese país en Cuba: “Le ruego trasmita a su excelencia, el Presidente de la Federación Austriaca, mi gratitud por esta condecoración que le concede al proyecto del Centro Histórico habanero, a la obra, y al hombre. Sé de la parte que me toca, pero considero que se trata de un alto reconocimiento que no me pertenece a mí”.
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