Rutas y Andares: la voluntad de trazar nuevos caminos

agosto 23, 2019

Por: Maria Karla Villar
Fotos: Alexis Rodríguez

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Tras sus 19 años Rutas y Andares, el programa de verano de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, se consolida nuevamente como una verdadera opción para “descubrir en familia” el patrimonio cubano durante la etapa estival. Así lo reafirmaron el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, y Katia Cárdenas, Directora de Gestión Cultural. Más de 16 mil personas asistieron este año a la cita que estuvo dedicada al 500 aniversario de la fundación de la otrora villa de San Cristóbal de La Habana y que “transitó desde la instalación histórica hasta la actualización de las transformaciones físicas, sociales y culturales de este entorno urbano”, aseguró Cárdenas durante la gala de clausura acontecida en el emblemático Teatro Martí.
Durante casi dos meses “los museos de historia condujeron a las familias por los monumentos y espacios que marcaron las ceremonias fundacionales de la villa de San Cristóbal de La Habana para explicar la evolución de estos rituales y sus símbolos; los museos de arte recordaron las prácticas culturales de la sociedad colonial y republicana devenida en tradiciones que persisten en la contemporaneidad; mientras los museos de farmacias hicieron énfasis en la labor de antiguas boticas. Los seis andares de la arquitectura contaron la evolución citadina a partir de sus edificios y espacios públicos e informaron sobre el avance del proceso de restauración. Una ruta especial – la más gustada y participada – propició la visita a las principales fortalezas que conformaron el sistema defensivo de la ciudad; esta ruta dio a las familias la primicia de conocer el Castillo de Santo Domingo de Atarés, una obra en plena intervención constructiva que será uno de los regalos más preciados para las celebraciones del 500″, añadió.

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En esta edición 19 uno de los propósitos fundamentales era “llegar a todos los rincones de La Habana Vieja con la participación activa de sus pobladores en el andar por los barrios, organizado y conducido por los representantes de las consejos populares y líderes barriales. Realizaron seis recorridos, todos exitosos porque pudieron mostrar la singularidad de los proyectos de las comunidades y compartirlos tanto con los asistentes de Rutas y Andares como de los propios habitantes de esta zona que muchas veces desconocen los valores del lugar donde viven”, refirió Cárdenas.
En este sentido, fue el barrio de San Isidro el que logró mayor afluencia de andantes “gracias al entusiasmo y el deseo de sus representantes”. Merecido reconocimiento para aquellas instituciones que sumaron sus esfuerzos e iniciativas para hacer de este proyecto una excelente opción: el Palacio del Segundo Cabo (actual centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa), el Centro a + espacios adolescentes, la Quinta de los Molinos, los museos arqueológicos y las fortalezas, el Centro Hispanoamericano de Cultura, la Casa de África, el Planetario, la Empresa Restaura, entre otras.
Este verano fueron impartidos 129 talleres, de los cuales 38 correspondieron al Centro a + espacios adolescentes que beneficiaron a cerca de 800 jóvenes. Igualmente fue una novedad muy demandada los tres recorridos en bicicletas, los andares virtuales, así como las modalidades inclusivas como los recorridos para personas sordas y el andar Somos 1 destinado a 135 niños, adolescentes y jóvenes que padecen de XP, Lupus y otras enfermedades fotosensibles.

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Como es tradición, durante la gala de clausura en la que fueron presentados los resultados de la recién concluida edición de Rutas y Andares, el Historiador de la Ciudad se dirigió al público presente integrado por las más de 435 familias ganadoras del premio mayor, así como a los guías, organizadores, directores de museos y demás colaboradores de este proyecto veraniego. El Doctor Leal destacó que Rutas y Andares “es parte de una proyección que tiene que ver con la vida participativa de los ciudadanos en la cultura de su país, y fundamentalmente de los habaneros. Yo creo que hay que unirse a esa campaña por el adecentamiento de las costumbres públicas que sale precisamente del disfrute por parte de todos del conocimiento de cada cosa, de cada rincón, de cada sitio; lo cual conlleva un acto de respeto, de goce y disfrute. Para lograr todo eso hay que estar todo el tiempo en el detalle”.
Elogió la fuerza con la que los trabajadores de la Oficina del Historiador, con la guía certera de su predecesor Emilio Roig y hasta la actualidad, “les ha tocado la tarea de enfrentar ruinas y de descubrir memorias”.

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“Todos los días en la mañana me presentan los comentarios buenos y malos; me interesa particularmente este último, para que nunca la vanidad nos ciegue. Es importante el que nos escribe señalando algo que está roto, que está abandonado, que está perdido. Yo sé que no nos pedirán cuenta de lo que se perdió, si no de lo que no hicimos. Tenemos el solemne y gran compromiso de trabajar sin descanso en los imposibles. Dentro de unos pocos días se descubrirán las cortinas de la cúpula del Capitolio Nacional, un símbolo de la República de Cuba, de la nación cubana. Cuando esas cortinas desciendan veremos el trabajo de restauración que ha demorado cinco años en todo el edificio, un trabajo de restauración que hay que chequear todos los días, que nos costó literalmente sangre, sacrificio (…) Cuando bajen las cortinas del Capitolio y vuelvan a ver los centellados de una luz en la linterna, cuando sepan que la aguja finalmente ha sido colocada a 91 metros de altura, que las planchas de cobre restituidas han recibido las láminas de oro con que fue inaugurado el Capitolio en 1929, los cubanos comprenderemos que es posible, que no podemos renunciar a la belleza; que debemos protestar con el corazón, pero no de palabras si no con obras, contra la imprudencia, contra la falta de pudor, contra la falta de aseo urbano; que tenemos que luchar desesperadamente porque la ciudad sea, realmente 500 años después, digna de su gran victoria. Para mí lógicamente el 500 aniversario es un hito más, al que voy a veces con gran esfuerzo acercándome, pero sé que lo más importante es que luego del 500 aniversario hay que seguir trabajando.”

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Al finalizar, Leal reconoció la labor de Katia Cárdenas y de su equipo de trabajo por su consagración para lograr la calidad de este programa de verano. “Habrán otras tantas rutas – presagió – y lo que empezó con unos pocos se convertirá en multitudes, y algún día, como dijo una vez Eva Perón ante la presunción de su muerte, regresaré en millones”.
La ceremonia de clausura culminó con el auditorio coreando a ritmo de conga: “¡Ya llegó el momento en que La Habana está cumpliendo sus 500!”; mientras las cortinas del teatro ponían fin a una gala representativa de las tradiciones habaneras y del teatro vernáculo cubano.

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Rutas y Andares nos reserva cada año una nueva iniciativa para demostrar que de la hermosa Habana mucho nos queda por aprender, admirar y andar. Queda así la curiosidad por conocer qué nos deparará la Oficina del Historiador de la Ciudad para el próximo verano en el que este proyecto, cada vez más fortalecido, arribará a sus 20 ediciones.

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