Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
“El ordenamiento territorial y el urbanismo son funciones públicas y disciplinas clave para alcanzar un modelo de desarrollo sostenible y próspero que aspire a la justicia social, la eficiencia económica y la preservación del medio ambiente; que incluya a la identidad cultural de los pueblos frente a un mundo globalizado que intenta imponer sus patrones”.
Así expresó Carlos Manuel Rodríguez Otero, jefe del departamento de investigación y desarrollo del Instituto de Planificación Física, durante la clausura, este viernes, de la XV Convención Internacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, que sesionó desde el pasado día 10 en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Agregó que este encuentro ha contribuido a afianzar la idea de que la dimensión físico-espacial de los procesos sociales, culturales, económicos, tecnológicos y ambientales es un factor esencial para el desarrollo de la sociedad, en particular a nivel local.
Al respecto, el Comandante Julio Camacho Aguilera, quien presidió la ceremonia, dijo a Granma que este es un evento de gran utilidad no solo para Cuba, sino también para aquellos países que estuvieron representados; pues en él hemos consolidado “cómo deben ser nuestros pasos, cómo debemos trabajar, cómo debemos garantizar el presente y cómo ha de ser el futuro”.
Durante la jornada, también, el Historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler, dictó la conferencia titulada “Desafío de una utopía: la rehabilitación integral de La Habana Vieja”, en la que hizo un recorrido por las diferentes etapas que ha atravesado el proceso de restauración que lleva a cabo en dicha zona.
En un principio —dijo— el tema de la restauración requería un punto de partida: encontrar la unión de todos los que debían emprender esta tarea. Desde muy temprano supimos que el trabajo que realizábamos tendría una repercusión económica favorable para el país; pero que lo importante era pensar la ciudad a partir de sus habitantes. Por ello, reconocer la identidad, la diversidad de estos lugares y su gente, nos ayudó a encontrar el camino para emprender nuestra labor.
Entonces nos propusimos trazar una estrategia que borrara la idea de que otros tienen mucho y nosotros muy poco, a partir del principio martiano de que la base, la raíz de la libertad está en los municipios, señaló. Agregó que esa visión multidisciplinaria llevó a su equipo a considerar la empresa propuesta como “una defensa de la utopía”.
En cuanto a los desafíos afrontados por la Oficina que dirige, Leal signó como más peligrosos los daños causados a la urbe por factores naturales, entre ellos la penetración del mar, que arrastra consigo edificaciones, árboles, entre otros. Pero si la naturaleza los tira —expresó, convencido— nosotros volveremos a levantarlos.
Hay que tener en cuenta que nuestra ciudad está, pero está herida, cubierta por un velo de decadencia. Si logramos correr ese velo, la ciudad aparecerá en todo su esplendor, dijo. Añadió que, para ello, la Oficina se ha propuesto, desde su surgimiento, demostrar que es posible la restauración y rehabilitación de lugares que antes eran ruinas, aun con los recursos limitados.
Muestra de ello constituyen, hoy, innumerables recintos en el capitalino Centro Histórico, entre ellos la Iglesia de Paula, el Monasterio de Santa Teresa, el Colegio de Belén, la Quinta de los Molinos… En todos estos sitios —explicó Leal— hemos habilitado zonas de interés social: salas de conciertos, museos, círculos infantiles, hogares de ancianos, entre otros.
Hay que enaltecer el esfuerzo de nuestra nación por salvar su identidad. Un esfuerzo que hoy se está extendiendo, también, a otras ciudades del país. Y eso nos llena de orgullo —declaró—, porque, según un proverbio asiático, “la mano ejecuta lo que el corazón manda”.
(Tomado de Granma)
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