Todos los caminos conducen… a La Habana

Textos y Fotos: Thays Roque Arce

Veinte años han pasado desde que se celebrara la Primera Semana de la Cultura Italiana en Cuba, y cada temporada el compromiso por fortalecer ese puente cultural que une de un tajo a nuestros dos países es más sólido, y cuenta con más incentivadores.

Este lunes 27 de noviembre iniciaron las jornadas que se extenderán hasta el 3 de diciembre en la capital cubana. Y la apertura fue por todo lo grande, como exigen las dos décadas de vida del importante evento.

“Parece que fue ayer cuando todo comenzó, y sin embargo el tiempo nos ha permitido disfrutar de una acumulación de realizaciones y de obras que trascienden, que quedan en la memoria. Y quedan también en el espíritu de todos los que han participado”, afirmó el Historiador de la Ciudad de La Habana, el Doctor Eusebio Leal Spengler, al dirigirse a la audiencia de la Basílica Menor del Convento San Francisco de Asís.

Ante la presencia de miembros del cuerpo diplomático acreditado en la Isla, colaboradores y patrocinadores de la Semana de la Cultura Italiana, del Instituto Ítalo-Latinoamericano y la Sociedad Dante Alighieri, Leal expresó su alegría por la reunión de un público numeroso y deseoso de “participar en un programa sólido, que llena las expectativas de todos, y que nos permite una vez más establecer nuestra relación, espiritual, moral y ética con el mundo latino y particularmente con Italia, madre y maestra en el universo de las artes y de la cultura”.

En recordación de los primeros viajes que realizó a la tierra de Da Vinci y Cristóbal Colón, el Historiador elogió también, al más importante descubrimiento de aquellos que visitan la península del Mediterráneo: el pueblo italiano.

“Su extraordinaria nobleza, su sentido de acogida, de la hospitalidad, su sentido humano que sobrepasaba y explicaba, en gran medida, su exquisita sensibilidad ante el arte y la cultura. Esta Semana trata precisamente de traernos y extrapolar un poco estos sentimientos. Me honra mucho, a nombre de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y compartiendo con el Ministerio de Cultura el honor de auspiciarla, declararla este día inaugurada”, argumentó.

Por su parte, el Excelentísimo Embajador de Italia en Cuba, el Señor Andrea Ferrari, añadió sobre la Semana de la Cultura Italiana en Cuba que “una vez más la interacción con el mundo cultural cubano será la ocasión para un variado intercambio de experiencias que esperamos pueda, como en años pasados, lograr el interés y la atención del público cubano que sabemos es muy calificado y sensible”,

“La cultura es un pilar importante de las relaciones entre Italia y Cuba, y por eso nos sentimos felices y orgullosos – añadió el diplomático –. Y puedo asegurar que proseguiremos en los años venideros con la misma convicción que hasta ahora nos ha guiado con la esperanza de poderles ofrecer, siempre, programas de interés y nivel”.

El Pogolotti de Alfredo Cannatello

A las 5:30 p.m. se reunieron cientos de asistentes en el interior del Convento San Francisco de Asís, donde el maestro del arte de dibujar con luz, Alfredo Cannatello, inauguraba una exposición de 50 fotografías en blanco y negro tomadas en el barrio de Pogolotti, un homenaje a su creador, el también italiano Dino Pogolotti.

“Una visión poética del Barrio Pogolotti” es el título de la muestra que relata, a decir de Reny Martínez en las palabras del catálogo, “uno de los más peculiares de los conglomerados sociales asentados en las zonas periféricas del oeste de la ciudad de La Habana”.

“El artista del lente no se reprime a la hora de captar a los vecinos de Pogolotti, los más jóvenes o más ancianos, en sus aptitudes dialogantes del día a día, en busca de una mayor calidad de vida que nos hacen pensar en las mejores secuencias de los célebres filmes del neorrealismo italiano”, dice Martínez.

Por su parte, Argel Calcines, editor General de la revista Opus Habana, escribió sobre la expo que “si la fotografía es una manera de ‘redimir’, en el sentido de rescatar la realidad en imágenes para evitar el olvido, Alfredo Cannatello nos deja una vez más su testimonio del amor que profesa a los habitantes de esta isla”.

En conversación exclusiva con Habana Radio, Cannatello, quien llegó por primera vez a la otrora Villa de San Cristóbal en 2002, reconoció el arduo trabajo que le tomó reducir las 150 fotografías que tomó en sus visitas al barrio, al número que actualmente se expone en la sala. Quizás el mensaje más importante que pretende transmitir con este juego de luces y sombras que logran sus fotografías, es que “no obstante a la condición económica de los habitantes de este lugar, siempre existe una dignidad humana tan fuerte que se nota en cada retrato”.

A tiempo de Bollani

A Stefano Bollani la música le atraviesa el cuerpo. Le vibra en las piernas, en el cabello alborotado. Le mueve las venas de las manos, los pies sobre el pedal, la espalda encorvada, porque toca con todo el cuerpo. Es un placer verle balancearse sobre cada nota que improvisa, como hizo este lunes en el concierto inaugural de la XX Semana de la Cultura Italiana en Cuba.

Sus dedos van rápidos sobre el piano, pero la cabeza aún más. Cada pieza suya desata un movimiento continuo que puede ser lento, rápido, frenético, pero siempre llevar al espectador a algún lugar. Se mueve como si un viento invisible lo sacudiera frente al instrumento, pero siguiera cosido a las teclas. Suda, canta, ríe, se despeina, vuelca sobre la canción la rabia acumulada y la pasión más desmedida. Entonces el paquete completo es verlo tocar. Su música aunque es para los oídos también se disfruta con los ojos: en un pestañear pueden pasar muchas cosas.

A Bollani se le nota una base de jazz americano por encima de la ropa. Con los sonidos de los antros de Nueva Orleáns, que ha escuchado toda su vida, experimenta como si fuera un científico loco. No lo es. Solo se trata de un genio con su juguete favorito.

Y lo mejor: este artista italiano al cual sin dudas en su península le llaman “Maestro”, siente la música cubana al punto que podría confundirse con un intérprete nacional. Con esa sabia indiscutible, reinterpretó, entre otros, el tema “Nosotros” de Pedro Junco, como si conquistara con él a una mujer hermosa.

El programa incluyó, en su mayoría, composiciones de un autor contemporáneo que dice admirar: él mismo. Esa fue una de las tantas veces que sacó carcajadas al público. También acudió a autores itálicos como Nino Rota (La Dolce Vita, El Padrino, Romeo y Julieta), extraordinario compositor de música clásica y cinematográfica. Sin embargo, mencionó a un autor cubano, Gustavo Esencial, dijo que “tan desconocido en Cuba y el mundo que probablemente no exista”, quien cuestionó el por qué de escribir nueva música cuando se puede mejorar la del pasado, la de grandes compositores como Mozart y Beethoven. “Las versiones de Esencial son más modernas, a la medida de la vida actual, rápida y fugaz, que no tiene el tiempo de escuchar dos veces la misma nota”, explicó Bollani al tiempo que adaptaba de la Sinfonía n. 5 del alemán, el distintivo motivo de cuatro notas ‘corto-corto-corto-largo’ (ta-ta-ta-taa), repetido dos veces, a solo ‘corto-largo’.

Como en el país de los “ajiacos” Bollani cerró con muchos ingredientes. Pidió a los presentes en la Basílica diez temas para cocinar, y estos pidieron de la música de Italia y de Cuba, entre otros, “Volare”, “Oh Sole mío” y “Bésame Mucho”. El maridaje fue por su cuenta, y en una excelente demostración de maestría, dejaba claro cómo los sonidos de nuestros países, se pueden conjugar en un sabor exquisito.

Vale la pena entonces repetir con Stefano Bollani en la Covarrubias del Teatro de Nacional esta semana, cuando estrene en Cuba su “Concerto Azzurro” junto a la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por el Maestro Enrique Pérez Mesa. Lo bueno, dos veces, es mejor.

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