Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Por: Thays Roque Arce / Fotos: Chris Erland
Una veintena de infografías expuestas en las verjas del Castillo de la Real Fuerza recuerdan la hazaña bautizada como “En Canoa del Amazonas al Caribe”, un recorrido de 17 422 kilómetros que entre marzo de 1987 y junio de 1988 protagonizaron Antonio Núñez Jiménez y un grupo multinacional de expedicionarios.
La muestra fue inaugurada en la tarde de este viernes por el Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, quien reconoció la pericia del viaje continental que llevó a Núñez Jiménez a probar el poblamiento del continente americano, “y que la idea del descubrimiento absoluto era ignorar que otros pueblos, milenariamente, habían recorrido esas islas y habían llegado finalmente a la más grande para constituir en ella esa civilización de la cual todos nosotros somos deudores. En el día de hoy le rendimos tributo a él y a todos sus compañeros, y a la fundación que lleva su nombre”, expresó.
La exposición marca el punto de partida de los festejos por el 30 aniversario de la expedición que recorrió veinte países americanos antes de llegar a Cuba el 28 de junio de 1988. En sus palabras de presentación, Liliana Núñez Velis, presidenta de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, comentó que el sitio escogido para iniciar las celebraciones sirve de recordación a la hazaña, pues fue cerca del Castillo de la Real Fuerza, en la bahía de La Habana, por donde entraron las canoas cuando hicieron fin del trayecto.
Un recorrido por las imágenes que integran la selección permite descubrir la magia y el ímpetu que acompañaron a los investigadores en la travesía fluvial sobre las embarcaciones Hatuey, Simón Bolívar… “En Canoa del Amazonas al Caribe” tuvo tres principales objetivos: “revivir el descubrimiento del Caribe y sus islas por las tribus prehistóricas de las cuencas del cuencas del Amazonas y del Orinoco; realizar investigaciones científicas en los campos de la Naturaleza y el Hombre; y, por la vía de la ciencia y la cultura, dar un paso concreto hacia la unidad latinoamericana y caribeña, además de abogar por la protección de su medio ambiente”.
Eusebio Leal Spengler, por su parte, no pasó por alto la oportunidad de elogiar y recordar la vida y obra de su gran amigo, Antonio Núñez Jiménez: “geógrafo, humanista, historiador, caminante sin reposo, capitán – como le llamé una vez – de pájaros infinitos y mariposas”.
Contó que minutos antes de quedar inaugurada la muestra, una de las fotografías le recordó el día en que, luego de arribar al puerto habanero, Núñez Jiménez le obsequió el remo de una de las embarcaciones que acababan de cumplir la proeza.
“Si una vez Salvador Massip* escribió de Emilio Roig que había sido bueno y generoso con todos los hombres, hay que decir que Núñez lo fue igual. No dejaba de reconocer a todos aquellos que participaban en cualquier acción en favor del conocimiento de lo que hoy podríamos llamar la Cuba Profunda”, señaló Leal.
“Esa Cuba Profunda que la Sociedad Espeleológica con gran anticipación avizoró; que oculta los petroglifos y las señales dejadas en la blancura ígnea de las cuevas por los que nos precedieron en el tiempo hispánico; esa Cuba maravillosa de las islas y los cayos, los cuales Núñez no dejó de pisar, ni de conducir y guiar allí a otros”, subrayó el Historiador de la Ciudad de La Habana.
“Núñez era un hombre de unidad”, dijo Leal refiriéndose a quien es considerado el padre de la Espeleología Cubana. Recordó su habitual sonrisa y su carácter jovial; su inseparable Lupe Velis; su perfil de caballero, como el retrato del Greco; su amistad:
“Le agradezco mucho a mi amigo el Capitán, a mi amigo Antonio, le agradezco haber llevado a sobrevolar La Habana en un helicóptero a mi maestro Emilio Roig de Leuchsenring para que viera a su ciudad por vez primera. Le agradezco por haberlo querido y apoyado siempre en sus iniciativas, Emilito también creyó en él tempranamente, como creyó en todas las iniciativas en las cuales los arqueólogos cubanos buscaban encontrar el camino de nuestra indigenitud, que en otros lugares se hace más claro”.
Antes de terminar su intervención, Leal compartió con los presentes una anécdota ocurrida hace pocos días, en la que tuvo que llamar la atención a un joven que miccionaba en la puerta de un edificio cercano al Castillo. La historia le sirvió para hacer reflexionar a los presentes en que “si tenemos paciencia, este puede ser ejemplo para que tales cosas no se repitan, y para que vuelvan a nacer en Alquízar o en cualquier rincón de Cuba, alguien que tenga la estatura moral, espiritual, y el valor personal, de mi querido amigo Antonio”.
El vicepresidente de la Fundación, Ángel Graña, expedicionario de este y otros viajes liderados por el Cuarto Descubridor de Cuba, aludió a pasajes de la expedición en el territorio de Ecuador, por el río Napo, las Bahamas. Recordó también a los expedicionarios de todo el país que les acompañaron en las tres mil cuatrocientas leguas náuticas recorridas, especialmente a la botánica cubana Leda Menéndez, quien falleció recientemente.
En la inauguración estuvieron presentes miembros de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, de la Sociedad Espeleológica de Cuba, y de la Oficina del Historiador de la Ciudad, como es el caso del director del Castillo de la Real Fuerza, Tony Quevedo, quien comentó a Habana Radio que la muestra estará expuesta durante dos meses antes de continuar su recorrido por otras ciudades patrimoniales de Cuba.
Al referirse a la fortaleza abaluartada, Leal resaltó que allí se encuentran recluidos, como habría querido Núñez Jiménez, todos los tesoros de los naufragios en los cuales se trabajó durante tantos años después del Triunfo de la Revolución, y que pertenecen a Cuba. “Allí están no solamente los frutos de esos pecios descubiertos y salvados sino también están la investigación y la documentación que permitirá a las generaciones futuras poseer un verdadero tesoro.
“Lo que hacemos trata de tener siempre un valor ejemplarizante: para demostrar que con esfuerzo y voluntad, se puede”, concluyó Leal.
En una de las rejas del castillo el público puede leer que el sentido más entrañable y trascendente de la expedición “En canoa del Amazonas al Caribe” fue lograr, en el V Centenario del Encuentro de Dos Mundo, que los científicos y exploradores de América Latina y el Caribe “calzaran botas de siete leguas y, con espíritu bolivariano, echaran a andar por sus selvas, ríos, mares e islas, en una cruzada para redescubrir, con ojos propios, lo que hasta ese momento habían realizado en gran medida investigadores de Europa y Estados Unidos”.
Nota:
*Salvador Massip: Geógrafo, pedagogo y notable profesor universitario cubano fallecido en 1978. Se destacó además como político, periodista y diplomático.
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