Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Por: Maydelis Gómez Samón / Habana Radio
A 130 años de su apertura, las cortinas del Teatro Martí volvieron a abrirse para dar vida a una hermosa gala que fue presenciada desde el palco de honor por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejo de Estado y de Ministros de la República de Cuba.
Se apagó la luz, y la lámpara de cristal comenzó a ascender hasta el techo. El resplandor, en la oscuridad de la sala, sedujo a todos mientras se escuchaba el “Prólogo” de la zarzuela Cecilia Valdés.
Entonces se abrieron las cortinas y apareció la mulata, la Mulatísima, acompañada del negrito, de su Sandalio. Eran Aurora Basnuevo y Mario Limonta, con una deliciosa Estampa costumbrista escrita por Alberto Luberta. Así comenzaba la noche, así volvíamos al teatro Martí, así el teatro Martí volvía a nosotros.
Un espectáculo concebido para despertar todos los sentidos. Podíamos cerrar los ojos y disfrutar de las voces de jóvenes solistas, acompañados por la Orquesta y el coro del Instituto Cubano de Radio y Televisión, así como el Coro Nacional de Cuba y Vocal Leo. Taparnos los oídos y deleitarnos con la exquisitez del vestuario, la sobriedad de una escenografía concebida para que brillaran los que hoy estaban en el escenario: los que actuaron, bailaron y cantaron; y también aquellos que una vez estuvieron en ese mismo lugar, quienes fueron recordados a través de diferentes materiales audiovisuales, acertadamente introducidos como parte del programa del espectáculo. El aroma de las flores no era lo único que se respiraba en el ambiente. También había olor y sabor a vida, a alegría, a sueño cumplido…
Todo eso se sentía esta noche en la reinauguración del Teatro Martí. Es este el pequeño y modesto tributo de la Oficina del Historiador a la obra de la nación, aseguró el Dr. Eusebio Leal Spengler. “Gracias al Líder Histórico de la Revolución que tuvo la visión, en memorable Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de plantear resueltamente que la cultura era lo primero que teníamos que salvar, y lo cierto es que ella ha marchado siempre paralela al gran desafío histórico que supone la nación, su vida, sus propósitos, sus sueños y sus esperanzas actuales y futuras”.
Esta reinauguración es un homenaje al Apóstol, aunque sabemos que “nunca será suficiente el tributo de aquellas, de estas y de las venideras generaciones al hombre que supo unir, inspirar, movilizar y apuntalar la fe de todos aquellos que creyeron en la posibilidad soñada y diseñada por él”, aseguró Leal
No se escogió el 24 de febrero como una fecha al azar. Ese día de 1895 se reiniciaba la lucha por la independencia y 119 años después se reanuda otra batalla para un edificio que acompañó la vida de los habaneros, albergó sus expresiones y resultó vértice de acontecimientos historiados durante casi cien años, pero “lo más deseable es que su resurrección no le traiga paz, sino todo lo contrario, el ajetreo de la existencia, y las contradicciones que le dan sazón y color a la vida”, indica Reynaldo González en las palabras aparecidas en el programa de reapertura del Teatro Martí.
El Dr. Leal recordó durante su intervención a grandes músicos, actores y directores teatrales que forman parte de la historia del coliseo de las cien puertas, e hizo énfasis en Eduardo Robreño y Enrique Núñez Rodríguez; “ellos viven en mi memoria y en nuestra memoria. Con ellos, en medio de un teatro destruido y condenado a desaparecer, celebramos aquí, entre ruinas, el primer centenario en 1984. Enrique, a quien recuerdo en nuestro último diálogo, ya enfermo, me dijo que quizás le sobreviviría a Robreño “que era inmortal” y que él estaría seguramente el día que habría de llegar. Ese día es este y, sin embargo, ellos no están; pero forman parte de la historia inmaterial, de la gloria cultural de nuestra patria”.
Cien puertas para vivir la cultura cubana ya están abiertas. Esta noche los aplausos de reconocidas personalidades de la cultura cubana, de trabajadores de la Oficina del Historiador y de los más importantes dirigentes del Estado y el Partido de nuestro país fueron los que se escucharon. Pero desde ya, usted también puede asistir a este coliseo y valorar la obra de restauración y la puesta en escena.
El teatro Martí ha vuelto a nosotros. Vuelva a él quien ya lo conocía o viva por primera vez la emoción de adentrarse a un sitio con 130 años de historia.
Compartir