Eusebio Leal Spengler ~ Historiador de la Ciudad de La Habana ~
Ahora que estamos ya en el mes de junio, con las primeras lluvias sobre nosotros, hablándoles desde luego desde el Centro Histórico de La Habana, pienso en la urgencia del trabajo que realizamos. Vengo de la obra del teatro Martí, una obra de consolidación, tratamos de cubrir el edificio, de protegerlo, de realizar allí los trabajos de yeso dorado, trabajos en el foso, en las cercas del antiguo teatro de 1884, que es un símbolo de la capital de Cuba.
Vengo también del antiguo muelle de San José, una obra que se construyó casi al mismo tiempo que el gran proyecto de París y con idénticas soluciones, estructuras de acero con sus espléndidos trabajos de remaches, tornillos, una obra precisa, una obra de ingeniería, y que será un importante centro para los visitantes, tanto cubanos, como de todas partes del mundo. También he visitado una obra que estamos realizando en un edificio de carácter social en Malecón número 9, donde están precisamente hoy por la mañana, fraguando los cimientos del edificio que será un habitad para catorce familias.
Me levanto temprano y puedo decir como Máximo Gómez que nunca me sorprendió el amanecer fuera del campamento, quizás allí está un poco la clave que es el espíritu que hemos tratado de dar a nuestra institución desde el momento que aceptó el gran debate, el gran compromiso de actuar de una manera real en la restauración del Centro Histórico y en otras obras de la Ciudad de La Habana. No olvidemos que si salimos hoy del túnel de Quinta Avenida, vamos a encontrar allí la famosa Casa de las Tejas Verdes que es hoy una obra nuestra; que si vamos a las escuelas de arte, símbolos de la arquitectura moderna y contemporánea de Cuba, tan debatida en todos los ámbitos internacionales, tan promovida como ejemplo de lo que fue y es un magnifico proyecto de formación intelectual, profesional y artística. También podemos mencionar una parte significativa de las escuelas de artes plásticas, y así puedo ir señalando en distintos lugares: en San Miguel del Padrón la obra del museo de la casa Ernest Hemingway un objetivo de relevancia internacional; en el Vedado la Casa de las Tejas Verdes, el antiguo colegio Trilles en la calle 23 ó la que hoy llamamos La casa del Vedado; los monumentos públicos como el del generalísimo Máximo Gómez, la Plaza memorial del mayor general Antonio Maceo y otras obras que acometemos en Cuba ya como asesoramiento técnico, ya como experiencias compartidas, ya como diálogo profesional o cultural.
Desde que aceptamos ese compromiso, el pensamiento fue tratar de innovar, de cambiar, de llevar adelante las cosas con aquel espíritu con que Simón Rodríguez el Benemérito, pedagogo, hispanoamericano y gran venezolano educaba a su discípulo Simón Bolívar. Aquí cuando no inventamos, herramos, y este sentido de la invención de la creación, de postular las ideas con formas tales que puedan todos los días sufrir una renovación, un encarnar en las personas, esto es lo que nos obliga a estar temprano todos los días y a convocar a todos aquellos que quieran hacer exactamente lo mismo y quieran luchar por ideas parecidas: que quitaron la flor que planté ayer y la vuelvo a plantar hoy, y la plantaré mañana hasta que se convierta en educación pública en legados de todos y para todos, que tiraron una lata de refresco a dos pasos del basurero que colocamos en una plaza, tomarlo sin vergüenza del suelo colocarlo en el basurero y tratar de que otros vean esa acción y que sirva de ejemplo, y de esa manera la ciudad será menos agredida, menos dolorosa, menos sufriente de injuria o de olvido, menos lamentable a veces, el estado de espacio o monumento, o calles, o lugares, porque solamente pensamos que es un deber de las autoridades de tal, o de mayor, o de cual organismo, de tal, o de cual persona yo pienso que ha llegado el momento en que hay que pensar, pensar en profundidad e intensidad que la responsabilidad es de todos.Ahora que estamos ya en el mes de junio, con las primeras lluvias sobre nosotros, hablándoles desde luego desde el Centro histórico de La Habana, pienso en la urgencia del trabajo que realizamos. Vengo de la obra del teatro Martí, una obra de consolidación, tratamos de cubrir el edificio, de protegerlo, de realizar allí los trabajos de yeso dorado, trabajos en el foso, en las cercas del antiguo teatro de 1884, que es un símbolo de la capital de Cuba.
Vengo también del antiguo muelle de San José, una obra que se construyó casi al mismo tiempo que el gran proyecto de París y con idénticas soluciones, estructuras de acero con sus espléndidos trabajos de remaches, tornillos, una obra precisa, una obra de ingeniería, y que será un importante centro para los visitantes, tanto cubanos, como de todas partes del mundo. También he visitado una obra que estamos realizando en un edificio de carácter social en Malecón número 9, donde están precisamente hoy por la mañana, fraguando los cimientos del edificio que será un habitad para catorce familias.
Me levanto temprano y puedo decir como Máximo Gómez que nunca me sorprendió el amanecer fuera del campamento, quizás allí está un poco la clave que es el espíritu que hemos tratado de dar a nuestra institución desde el momento que aceptó el gran debate, el gran compromiso de actuar de una manera real en la restauración del Centro histórico y en otras obras de La Ciudad de La Habana. No olvidemos que si salimos hoy del túnel de Quinta avenida, vamos a encontrar allí la famosa casa de las tejas verdes que es hoy una obra nuestra; que si vamos a las escuelas de arte, símbolos de la arquitectura moderna y contemporánea de Cuba, tan debatida en todos los ámbitos internacionales, tan promovida como ejemplo de lo que fue y es un magnifico proyecto de formación intelectual, profesional y artística. También podemos mencionar una parte significativa de las escuelas de artes plásticas, y así puedo ir señalando en distintos lugares: en San Miguel del Padrón la obra del museo de la casa Ernest Heminguay un objetivo de relevancia internacional; en el Vedado otra casa de tejas verdes, el antiguo colegio Trilles en la calle 23 ó la que hoy llamamos La casa del vedado; los monumentos públicos como el del generalísimo Máximo Gómez, la Plaza memorial del mayor general Antonio Maceo y otras obras que acometemos en Cuba ya como asesoramiento técnico, ya como experiencias compartidas, ya como diálogo profesional o cultural.
Desde que aceptamos ese compromiso, el pensamiento fue tratar de innovar, de cambiar, de llevar adelante las cosas con aquel espíritu con que Simón Rodríguez el benemérito, pedagogo, hispanoamericano y gran venezolano educaba a su discípulo Simón Bolívar. Aquí cuando no inventamos, herramos, y este sentido de la invención de la creación, de postular las ideas con formas tales que puedan todos los días sufrir una renovación, un encarnar en las personas, esto es lo que nos obliga a estar temprano todos los días y a convocar a todos aquellos que quieran hacer exactamente lo mismo y quieran luchar por ideas parecidas: que quitaron la flor que planté ayer y la vuelvo a plantar hoy, y la plantaré mañana hasta que se convierta en educación pública en legados de todos y para todos, que tiraron una lata de refresco a dos pasos del basurero que colocamos en una plaza, tomarlo sin vergüenza del suelo colocarlo en el basurero y tratar de que otros vean esa acción y que sirva de ejemplo, y de esa manera la ciudad será menos agredida, menos dolorosa, menos sufriente de injuria o de olvido, menos lamentable a veces, el estado de espacio o monumento, o calles, o lugares, porque solamente pensamos que es un deber de las autoridades de tal, o de mayor, o de cual organismo, de tal, o de cual persona yo pienso que ha llegado el momento en que hay que pensar, pensar en profundidad e intensidad que la responsabilidad es de todos.
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